Dinastía Fernández, una leyenda de la música

La Dinastía Fernández es una de las más legendarias de la música mexicana y querida por el público. Inició con Chente, uno de los grandes referentes del género ranchero, continuó con El Potrillo y Álex Fernández. Tres generaciones, tres estilos distintos y tres personalidades totalmente diferentes.

La consolidada carrera que tenía y las tablas que había adquirido le permitió a Vicente Fernández ser un sensei para su hijo El Potrillo, quien cuando tenía escasos cinco años cantó por primera vez ante el público en San Antonio, Texas. Enfundado en un elegante traje de charro blanco se puso tan nervioso que olvidó la letra de la canción “Alejandra” e inmediatamente Chente salió a respaldarlo. Fue tanta la vergüenza que sintió el pequeño que se puso a llorar, confesó tiempo después.

Ya en los inicios de la carrera de Alejandro Fernández, quien era tímido, Vicente incluso solía acomodarle el micrófono a su hijo cuando cantaban juntos. En una entrevista que ofreció en 2020 para la revista Caras, compartía que le solía decir que no se agachara al cantar y que sonriera, porque tenía bonita dentadura. “Al principio lo regañaba mucho y ahorita más”, dijo el intérprete.

Un maestro para sus descendientes

En 50 años de carrera cantó en diversas ocasiones con sus hijos.

Fue tan buen maestro que poco a poco El Potrillo tomó su propio camino y se convirtió en un cantante de fama internacional, no quedó a la sombra de quien se decía el hijo del pueblo y tiene un estilo propio, por eso nunca lo comparan con su padre. Inició en la música ranchera, pero se ha diversificado explorando modalidades como la balada, los boleros y hasta el folk urbano. 

Por ello, Vicente Fernández sigue siendo un gran referente para su hijo, quien cada que se impone una meta muy alta, tiene como parámetro y ejemplo a su padre.

El más pequeño de la dinastía Fernández es Álex, hijo de El Potrillo, quien sorprendió a su abuelo un día que quería grabar una canción para su mamá y su abuela Cuquita. Sorprendió tanto a Chente que le propuso impulsar su carrera musical, como lo hizo con Alejandro Fernández.

Hasta el final de sus días, Vicente Fernández fue una especie de coach de Álex. En entrevistas ha confesado que le da consejos desde cómo comportarse en el escenario, cómo tratar al público, cómo desenvolverse en entrevistas y hasta el manejo de redes sociales y de cuidar a su familia.

En 2018 incursionó en la música con el sencillo “Te amaré” y en 2019 lanzó su primer disco “Sigue la dinastía”, bajo la dirección de su abuelo.

En la pandemia, Alejandro Fernández tomó la batuta de maestro de su hijo y, así como hizo el Charro de Huentitán con él comenzó a respaldarlo invitándolo a su gira Hecho en México.

En 2019, por primera vez la dinastía Fernández compartió el escenario. Fue en la entrega de los Latin Grammy donde se presentaron.

El ADN musical de los Fernández también está en Camila Fernández, hija de El Potrillo, quien también ha tenido respaldo de la familia. En 2014 debutó junto a su padre en el MGM Gran Hotel & Casino de Las Vegas, donde interpretó el sencillo “Hoy tengo ganas de ti”.

En 2016 colabora en el álbum We Love Disney (Latino) con Alejandro Fernández cantando “El ciclo sin fin” de El Rey León.

Vicente Fernández no sólo fue maestro de su hijo y nieto, supo entender la industria de la música de manera tan clara que en su rancho se edificó la Arena VFG, que se ha convertido en un importante centro de espectáculos.

Fundó la empresa Grupo Fernández y en alianza con Universal Music creó Infinity, una plataforma de desarrollo y booking de artistas. Este último proyecto fue impulsado por Alejandro Fernández y comenzó a operar con David Bisbal.

En la Arena VFG se han presentado artistas de talla mundial como Shakira, Katy Perry, Selena Gomez y la banda Twenty One Pilots.

Ha muerto el patriarca de la dinastía Fernández y ahora toma la batuta El Potrillo.