Fotoarte Amaranta Ruiz La Razón
Descuelga el teléfono desde su casa de California, a donde se marchó a vivir buscando temperaturas más benignas para una anatomía maltratada. A los achaques de la edad, Johnny Lydon cumple 59 años, se unen las secuelas de una juventud dickensiana en la que contrajo meningitis por culpa de los excrementos de las ratas con las que convivía. Acaba de publicar en España una segunda autobiografía; La ira es energía (Malpaso) la primera, No Irish, no blacks, no dogs, la publicó en España en 2007 y ésa es la excusa para mantener esta conversación, durante la que se muestra absolutamente ingobernable.
¿Cómo se encuentra? Vivendo.
¿Es suficiente? Para la mayor parte de la gente, sí.
Me interesó mucho el libro... Gracias, ¿podemos pasar a las preguntas? (risas).
Claro... no leí el anterior. ¿Cuál era su objetivo con éste? Aquél era una especie de revisión sobre mi tiempo en el punto de mira de la opinión pública, como una celebrity, mientras que éste detalla mi infancia y todo lo que me condujo a ese lugar... y lo que pasó después. Rellena las lagunas de una historia que no se ha contado bien. Y en una manera más detallada, es una historia que sigue ocurriendo. Estoy lejos de la muerte y pienso seguir haciendo cosas interesantes mientras viva.
Mucha gente pensó durante mucho tiempo que yo era una especie de estrella del pop instantáneamente fabricada, pero nada de eso. Si lees el libro, te darás cuenta de que vengo de un lugar auténtico, no imaginario.
Lo que me impresionó fue la persecución a la que le sometieron los medios, la policía y los punks decepcionados tras la ruptura de los Sex Pistols. ¿Por qué se convirtió en el enemigo público número uno?
Pues la banda hizo algunos movimientos que cruzaron líneas rojas y que marcaron la diferencia. Y pagamos por ello, supongo que es el síndrome de Jesucristo... (carcajadas).
¿Hizo algo para merecer detenciones ilegales? Bueno, esa pelota queda en el tejado del Estado británico, ¿no crees? La verdad es que hay mucha gente que merece estar encerrada, francamente.
En el libro asegura que se sintió engañado por el final de los Sex Pistols. Sí, por la manera tan estúpida en la que nos separamos. Estábamos divididos, éramos adultos pero menos capaces de lo que pensábamos. No tuvo sentido, pero supongo que funcionó lo del «divide y vencerás». Luego tratamos de ser amigos, pero hubo demasiado daño infligido.
¿Quién creó el punk? Bueno... ¿hola? Pues yo diría que la periodista que me puso la etiqueta a mí, Caroline Coon. Ella me llamó el “rey del punk”, y eso me hizo sentir amargado y resentido. Pero ahora me siento orgulloso de ello, aunque ya sabes, no es más que un título. Tengo la actitud de que, si nadie lo va a hacer por ti, tienes que levantarte y hacerlo tú.
El punk fue una energía positiva que se convirtió en destructiva. No, no... Sólo por algunos manejos cínicos de algunos lemas y eslóganes famosos, llevados a cabo por aquellos que no tienen la capacidad intelectual para aplicar el conocimiento que se les brinda. ¿Sabes? Los imitadores siempre nos han hecho retroceder. Esos que hacen manifiestos y te dicen lo que deberías pensar.
¿No fue un fraude? No, desde luego, aunque para algunos fue un manejo muy rentable; para muchos de nosotros significó una gran guía para saber cómo funciona el mundo de los adultos. Y eso se convirtió en algo positivo. Ahora sé lo que no tengo que hacer.
La música es pura y ha de permanecer intocable pese a la avaricia.
Entonces, ¿no se considera el rey del punk? Yo no me considero atado por ningún partido político. Soy una persona con sentido común que tomará lo bueno de lo que se le ofrezca. No importa cuán absurda sea una formación política o una religión, siempre hay algo bueno dentro. Y puedes elegir cuando te educas a ti mismo.
¿El principal legado del punk son las canciones? Sí, desde luego, sin necesidad de un título, una categoría o lo que sea. Es algo del individuo.
¿No obtuvo beneficios? Los habría tenido si me hubiera convertido en la estrella del pop que ellos querían. Pero lo rechacé. Tenía que dormir, y eso no lo podía hacer contando mentiras. Y para ser una estrella hay que contar mentiras. Y yo les dije (pone voz grave): “Soy Johnny Rotten, y no cruzaré la línea”.
Nunca consintió el uso para un anuncio, pero sí que ha permitido... Estoy harto del tema. He seguido hacia adelante. Es un proceso diario el de mantener íntegro el legado de mi primera banda. Ahora mismo estoy orgulloso de ello. Ahora mismo Virgin ha lanzado una tarjeta de crédito de los Sex Pistols, y estoy orgulloso. ¡Es una excelente idea! Cualquiera que me conozca sabrá que es una idea genial.
¿Escribe nueva música? Todo el tiempo. Sacaremos un nuevo disco de PiL que se llamará What theWorld Needs Now. Es una pregunta a los oyentes, para que rellenen los huecos en blanco.
¿Le preocupa el futuro del planeta? Desde luego, pero no puedo vivir en un mundo de bicicletas. Me gusta mi Volvo. ¡Y no lo voy a abandonar por Greenpeace!
