"Llámame por tu nombre", la llegada del primer amor

"Llámame por tu nombre", la llegada del primer amor
Por:
  • jesus_chavarria

La nominación en la categoría de mejor película por parte de la academia cinematográfica estadounidense para "Llámame por tu nombre", ha sido una de las más celebradas y vaya qué hay razones para ello. Y es que la película dirigida por Luca Guadagnino, que forma parte de una trilogía denominada como “Deseo” —junto con Lo sono l’amore y Cegados por el sol— no sólo se distingue por la sensibilidad con la que logra el traslado de la novela de 2007, original de André Aciman —también autor de obras como Eight White Nights y Harvard Square—, sino también por la forma en que , al tiempo que mantiene un discurso inteligente como fondo,  logra que los sentimientos tomen el protagonismo, sin dejarse desbordar y que sea la elocuencia emocional lo que inunde la pantalla. Es cierto que lo contemplativo del desarrollo por momentos debilita la estructura, pero es innegable lo seductor de la austeridad de los diálogos y la elegancia del montaje, amén de la belleza de las imágenes con las que se narra el romance entre un chico judío estadounidense y el joven asistente de su padre —un arqueólogo y profesor de historia—, teniendo como telón de fondo los parajes del norte de Italia y la década de los 80; capturadas en 35 milímetros, lo que también le convierte en un banquete irresistible para los cinéfilos de paladares exquisitos.

Cómo resulta evidente, gran parte del mérito de esta película corresponde al ojo del cinefotógrafo Sayombhu Mukdeeprom, quien muestra el oficio adquirido a través de producciones como Await y Antonia, y aprovecha al máximo las posibilidades del concepto.

Mención aparte merecen los dos actores protagonistas, Timothée Chalamet y Armie Hammer, que responden con creces a la hora de dotar de frescura e intensidad a sus respectivos roles y encontrar la química entre los mismos, para tejer con precisión y encanto una relación que conecta de inmediato con el espectador y le invita a ser cómplice —entre otras cosas— del éxtasis de amar y ser correspondido.

Así pues, más allá de la incomodidad que pueda provocar en los sectores más conservadores y la etiqueta de película gay que le han querido colgar, se trata de un seductor retrato fílmico del romance de verano que debe ser catalogado como una joya de la cinematografía en general. Estrenada en el marco del Festival de Sundance, Call me by your name, por su título en inglés, tiene más que merecido ser una de las protagonistas en la inminente entrega de los premios Oscar.