Con el pie izquierdo arranca la Navidad en el cine

Con el pie izquierdo arranca la Navidad en el cine
Por:
  • jesus_chavarria

Quizás sólo existen dos formas de ver La Navidad de las madres rebeldes: una es llegar a la sala manifestando una disposición casi estoica con el afán de reírse a pesar de lo desangelado y básico del humor que pretenden las situaciones, y la otra es hacerlo con la conciencia de las carencias, casi insultantes, de la propuesta; pero con la condescendencia suficiente para pitorrearse de las mismas, es decir, buscar lo que se llama “humor involuntario”.

Y es que si con la primera y exitosa entrega de esta saga ya era evidente que se trataba de un armado de lugares comunes, sostenido por un desarrollo predecible, sólo revestido de algunos chistes de fórmula y momentos bastante graciosos, que servían para bordear temas como la autoestima, aquí los directores y también guionistas Jon Lucas y Scott Moore ya ni siquiera se preocupan por darle una estructura y llevan el ridículo al extremo al apostar por el carisma y capacidad de los actores —incluyendo el de las recién llegadas Christine Baranski, Cheryl Hines y la siempre talentosa Susan Sarandon—, quienes pese a que hacen su mayor esfuerzo, no alcanza para que la cinta funcione.

El Dato: La primera parte de la cinta fue galardonada con un People’s Choice Awards en la categoría de Mejor Película de Comedia

Así pues, se acaba el año, las propuestas de temporada llegan y volvemos a ver cómo Mila Kunis encarna a la sublevada Amy, quien junto con su mejor amiga, Kiki (Kristen Bell), y Carla (Kathryn Hahn) además de tener que cuidar de sus hijos que no dejan de crecer, tiene que lidiar con las exigencias y el estrés de los festejos navideños, que por si fuera poco se incrementan con la llegada de sus respectivas madres.

Muy al estilo de la recién estrenada Guerra de papás 2—en la que los padres de los protagonistas llegan a complicar más cosas—, todo va en pro de reinterpretar la forma de enfrentar la época y reforzar lazos familiares, al menos ésa era la intención de esta olvidable secuela.

Tal vez la irreverencia y los toques de humor soez que le dotaron de cierta frescura a su predecesora y que aquí vuelven a hacerse presentes sean lo más rescatable de La Navidad de las madres rebeldes, sobre todo tomando en cuenta que  es algo relativamente nuevo cuando se trata de comedias femeninas —la que en 2011 consolidó el concepto  a nivel mainstream fue Bridesmaids—, pues en los 80 con Julia Roberts y Meg Ryan eso era algo que hubiera sido impensable.

Se trata de un producto que aunque no resulta aburrido —del todo—, sólo el público más condescendiente, abrumando por el más cándido espíritu navideño, será capaz de disfrutar.