Venom sólo sorprende con escenas de acción

Pese a los antecedentes de Sony, cuando anunciaron la película en solitario de uno de sus más populares enemigos, Venom, las expectativas fueron altas. Más cuando eligieron al actor Tom Hardy en el papel principal.

Sin embargo, todo se vino abajo cuando el actor aseguró que sus escenas favoritas habían quedado fuera del metraje final. Era el vaticinio de otro fracaso; por desgracia se hizo realidad. Venom es otro intento fallido, divertido sí, pero con desaciertos.

Hay aspectos rescatables, como la forma en que se toman las series Protector letal y El planeta de simbiontes para plantear las circunstancias del protagonista y el desarrollo del mismo, dotándole de una total independencia con respecto a las aventuras de Spiderman, donde se ubica su origen.

Desde un principio es evidente su personalidad trastocada por errores pasados, que termina por arruinar una alentadora vida como reportero en San Francisco, que redunda en su posterior encuentro con un simbionte proveniente del espacio. Ahí donde todo se viene abajo, la relación con tal criatura nunca es un verdadero conflicto, sólo sirve para entregar secuencias de acción bastante espectaculares para aquellos fáciles de impresionar; pero queda reducido a un compañero simpático.

Se agradece la convicción de Tom Hardy al interpretar al personaje, incluso es capaz de dotarle de algunos matices, así como el diseño de su versión como Venom, al menos corresponde a la propuesta original de los comics; pero la interpretación de la dualidad que le caracteriza se desaprovecha.

Nos trae de regreso el concepto fílmico del superhéroe de mediados de los 90, cuando se trataba de propuestas con efectos especiales e historias descuidadas.

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