Prevalecen a través de la historia

Kúrpites, con cinco siglos de danza en Michoacán

Michoacán es tierra de artesanos, señaló el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, tras puntualizar que la magia de sus costumbres destaca a través de los siglos con sus maravillosas piezas, y para muestra, las máscaras de madera tallada de los Kúrpites de San Juan Nuevo Parangaricutiro, ubicado a 124 kilómetros de Morelia

Kúrpites, con cinco siglos de danza en Michoacán
Kúrpites, con cinco siglos de danza en MichoacánFoto: Cortesía
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La máscara es un instrumento para ocultar la identidad, es comparsa del anonimato y herramienta para infundir temor y desasosiego en el contrario; así, en Michoacán, un pueblo originario asentado en el corazón de la Meseta Purépecha que fue arrasado por un volcán, elabora estas piezas desde el siglo XVI.

Michoacán es tierra de artesanos, señaló el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, tras puntualizar que la magia de sus costumbres destaca a través de los siglos con sus maravillosas piezas, y para muestra, las máscaras de madera tallada de los Kúrpites de San Juan Nuevo Parangaricutiro, ubicado a 124 kilómetros de Morelia.

El mandatario puntualizó que esta tradición ancestral de trabajar la madera, prevalece a través de la historia, gracias a los artesanos que, de generación en generación, han ido transfiriendo este oficio, como es el caso de don Manuel Aguilar Magaña, quien, desde hace más de 50 años junto con sus tres hijos, tallan trozos de árboles que son convertidos en obras de arte.

Esta tradición ancestral de trabajar la madera, prevalece a través de la historia
Esta tradición ancestral de trabajar la madera, prevalece a través de la historiaFoto: Especial

Desde temprana hora en el taller se escucha el sonido de las achuelas, son los artífices que le dan forma a la madera de aguacate, que previamente pasó un proceso de secado a la sombra por alrededor de un año, para que se encuentre en buenas condiciones.

Luego, con el apoyo de gurbias de distintos tamaños, se definen las facciones de las máscaras, las cuales serán portadas por los Kúrpites, hombres danzantes de una de las tradiciones de mayor arraigo de Michoacán, que nació en el viejo San Juan Parangaricutiro durante el siglo XVI, pueblo sepultado por el volcán Paricutín en 1943, hecho que generó su reubicación, pero no la pérdida de sus costumbres.

Enseguida los artesanos mascareros pulen las piezas con lijas de diferentes tipos de grano, después se aplican varias capas de pintura y con la ayuda de un pincel se resaltan las mejillas, se detallan los ojos, boca, nariz y se colocan las pestañas, para darle el realismo correspondiente.

La palabra Kúrpites significa “los que se reúnen” y es que, la danza se lleva a cabo en grupos denominados cuadrillas durante la festividad de la Epifanía o de los Santos Reyes cada 6 de enero. En ella intervienen personajes con significado religioso como la Maringuía, un hombre vestido de mujer, cubierto con una máscara que representa a la Virgen María y el Tarepeti que le da vida a San José.

Se dice que la danza se llevaba a cabo para que los jóvenes entregaran obsequios a las jovencitas a quienes pretendían, y por ello, se cubrían el rostro con las máscaras, por pena o para conservar el anonimato.

Actualmente, la población participante lleva a cabo una competencia para ver quiénes son los mejores danzantes, los cuales se dividen en dos grupos, Kúrpites bonitos que son hombres solteros, y Kúrpites feos que corresponde a hombres casados.

El trabajo de la madera, es sólo una de las variadas ramas con las que cuenta Michoacán, donde destacan el cobre martillado de Santa Clara, las catrinas de Capula, las guitarras de Paracho, la alfarería de San Fe de la Laguna y el vidrio soplado de Tlalpujahua, entre muchas otras más.

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Leo