Es uno de los puntos más peligrosos de Naucalpan

En El Molinito se respira miedo, señalan colonos

Homicidios, narcomenudeo y asaltos son el pan de cada día, sobre todo en zonas altas; policías municipales se quejan de falta de equipo y bajos salarios; la gente desconfía de todos

Cuando empieza a oscurecer se recrudece el ambiente de inseguridad en esta colonia de Naucalpan.
Cuando empieza a oscurecer se recrudece el ambiente de inseguridad en esta colonia de Naucalpan.Foto: Ana Cureño | La Razón
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Al caminar por las calles de El Molinito se respira miedo. Es el miedo que hace que la gente se mueva con desconfianza y siempre en alerta, es el miedo que quizás sintió antes de morir la muchacha de 18 años que fue asesinada el pasado martes afuera de una tortillería, en la calle Altamira.

El Molinito es una de las colonias más peligrosas de Naucalpan, un municipio mexiquense gobernado por la panista Angélica Moya, el tercero con mayor percepción de inseguridad a nivel nacional de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana que dio a conocer en días pasados el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Los vecinos comentan que en donde hay mayor peligro es en las partes altas, en los barrios de Granjas, Juárez y Altamira, en donde son comunes los asesinatos, el narcomenudeo, los robos y los asaltos. Es el pan de cada día, aseguran.

La inseguridad es tal, que cuando se les pregunta a sus habitantes, como al despachador de la base de camiones o a trabajadores de la tiendita cercana, dicen que interrogar podría resultar muy riesgoso. “Ya no siga preguntando porque la gente se da cuenta y empieza a decir pues quién es ésta”, advierten.

Roberto y Javier viven en El Molinito y son trabajadores de limpia. Día a día, estos hombres de alrededor de 60 años de edad recogen la basura de los demás y afirman que “es gracias a eso” que conocen perfectamente “quién es quién”.

Los señores advierten que subir a las colonias del cerro es un riesgo y le recomiendan a esta reportera que no vaya para allá, porque cualquier mujer que no viva en la zona puede ser víctima de violación.

La colonia no es sólo insegura, sino que también está abandonada por las autoridades. La avenida principal, Ferrocarril de Acámbaro, está semidestruida, con enormes baches en el pavimento y con grandes tramos sin banquetas.

Tampoco hay lugar para la recreación, ninguna resbaladilla o columpio se ve en los alrededores que, en cambio, se encuentran minados por pequeños bultos de basura por doquier.

Por las calles se observa un constante flujo de jóvenes en moto y a muchos otros que toman bebidas alcohólicas en las banquetas.

Algunos comerciantes refieren sentirse desprotegidos la mayor parte del tiempo, pero sobre todo en la noche, en donde en ciertas zonas deja de haber flujo de vehículos de transporte, en donde los taxis no suben, por miedo.

“Pues ya estamos acostumbrados de estar así”, dice Ernesto, un conductor de la ruta El Molinito-Granja, que cuenta que los asaltantes no se conforman con quitarle sus pertenencias a los usuarios, sino que además de todo llegan a ser muy violentos. “Como muchas veces vienen drogados, les da miedo que los vayan a agarrar, se ponen nerviosos y disparan así nomás”, relata.

La Policía Municipal es insuficiente para brindar seguridad a los habitantes de este lugar. En la avenida principal hay una caseta de vigilancia, pero está abandonada. Los uniformados aseguran que no cuentan con el equipo necesario para desempeñar su labor. Sólo hay seis patrullas para cubrir toda la colonia, que tiene una extensión de ocho hectáreas.

Uno de los policías entrevistados pide ocultar su identidad y señala: “Nos quieren correr por cualquier cosa y la corporación no nos respalda, si nos quejamos por algo, el comisario nos pone a hacer tareas de servicio, así que por eso nadie dice nada”.

Otro elemento del orden confiesa que el salario en promedio es de tres mil 800 pesos a la quincena, algo insuficiente para mantener a una familia.

Aun con sus limitaciones, los policías hacen lo que pueden para cumplir con su tarea, aunque están conscientes de que la gente luego no se les acerca para denunciar, por ese miedo y desconfianza que ya le tienen a todo.