Claves para entender la propuesta de Mando Único

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La implementación del llamado Mando Único es un proceso complejo, que de acuerdo con expertos consultados por La Razón, va más allá de solo suprimir las policías municipales y sustituirlas por corporaciones de mando estatal y en ello radica el principal obstáculo para su aprobación.

Uno de los antecedentes de esta reforma remonta a octubre de 2010 cuando el entonces presidente Felipe Calderón planteó la idea de reestructurar la cadena de mando de las policías municipales. Dicha propuesta se quedó en el limbo.

En diciembre de 2014, a consecuencia de la trágica desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el presidente Enrique Peña retomó la idea: desaparecer más de mil 800 corporaciones policiales a nivel municipal, para sustituirlas por sólo 32, una por cada entidad.

DIAGNÓSTICOS

Carlos de la Rosa, investigador del CIDAC, explica que la política contra el crimen organizado implementada en el sexenio pasado mermó las funciones de las policías municipales, pues esa tarea le fue asignada al Ejército.

Por lo tanto, considera, el gran desafío actual es fortalecerlas para contar con una regulación explícita que las regule.

En entrevistas, el propio de la Rosa y Alejandro Espirú, director de Investigación Aplicada en Policía, Seguridad y Justicia Penal de la organización civil InsydeMX, plantean algunos cuestionamientos a las iniciativas presentadas en la materia.

Espirú explica que la principal propuesta partió de la idea de que la policía municipal debe contener al crimen organizado.

No obstante, advierte, ésta no fue diseñada para tal fin en un principio, sino para prevenir, gestionar y resolver conflictos pequeños, como el tráfico, “mismas que resulta complicado transferir a una policía estatal”.

Otra de las críticas es que la iniciativa de Mando Único tuvo como supuesto que las policías estatales son mejores que las municipales.

“Pero eso no es cierto en todos los casos, por ejemplo la policía municipal de Querétaro está muy bien evaluada, incluso mejor que la estatal, el problema de fondo no es de jerarquía”, señala De la Rosa.

En otro frente está la confianza de la ciudadanía en las corporaciones policías. Si se toma el ejemplo de la policía de la Ciudad de México como un caso de éxito en el caso de mando único, la correlación entre el índice de confianza en la policía contra la percepción de seguridad es inversamente proporcional.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública de INEGI, 2015, el 78.5% de los capitalinos se siente inseguro, versus el 24.8% que dice tener confianza en la policía ministerial, o el 33.6% que confía en la policía preventiva.

FACTORES EXTERNOS

Un punto que ambos expertos piden atender son los probables efectos que tendrá la reforma no sólo en el ámbito policial sino en el conjunto de los sistemas de seguridad y justicia, los cuales están entrelazados.

La policía, señalan, es sólo un eslabón del sistema de prevención e impartición de justicia, y como tal, una modificación a su estructura genera una inercia en los elementos de la cadena.

La próxima entrada en vigor del nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales, por ejemplo, debe ser un punto tomado en cuenta. Igualmente ocurre con el sistema penitenciario, respecto del cual recientemente los hechos violentos ocurridos en el de Topo Chico en Nuevo León evidenciaron sus problemas.

“Una de las deficiencias de la propuesta es que no se mete a profundidad, no hace cambios en modelo policial, que tendría que pasar en ampliar el espectro no sólo en lo que tiene que ver con el nuevo código, sino también con el sistema penitenciario”, asegura Espirú.

De la Rosa, también abogado egresado de la UNAM, para quien debe considerarse que se trata de una “reforma sistémica”, insiste que se debe atender todas las áreas del sistema acusatorio y “la policía en primer lugar, porque es el primer contacto con las víctimas, con el delito; es muy necesario que la policía cuente con las capacidades necesarias, que garanticen justicia”.

ALTERNATIVAS

Al abordar las propuestas de iniciativa en la materia que incorporaron el PRD y el PAN, afirman que estas abonan a la propuesta del Ejecutivo.

“El PRD plantea que solo en ciertos casos exista una policía única, cuando cumpla con ciertos criterios, de cantidad de población y cantidad estado de fuerza. La del PAN se enfoca en crear órganos ciudadanos de supervisión y también dentro de las instituciones”, expone De la Rosa.

Para Espirú, “ambas propuestas tienen coincidencias que me parecen importantes y que hace una trasformación más integral, como un servicio profesional de carrera. Y esto hace mucho más factible que avance la implementación de un mando único”.

Una tercera propuesta es la del PT que no reorganiza la estructura de mando, sino que se preocupa por las condiciones de trabajo de la policía.

“Se necesita mejorar salarios, establecer un verdadero sistema profesional de carrera, generar incentivos. Eso está ausente. Solo se ha centrado el debate en quién manda”, señala al respecto De la Rosa.

El presidente del Senado de la República, Roberto Gil Zuarth aseguró en febrero pasado que "hay sentido de urgencia" para sacar la reforma en este sentido.

Emilio Gamboa, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, que la reforma saldrá este periodo ordinario de sesiones, es decir antes de terminar el mes de abril.