Cuesta de $30 mil a $300 mil poner las cenizas donde quiere el Papa

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Foto: larazondemexico

Depositar las cenizas de un familiar muerto en un nicho, como lo estableció el papa Francisco al prohibir conservar esos restos en los hogares o esparcirlos en el mar, ríos u otros sitios, cuesta en México entre 30 mil y 300 mil pesos.

Según datos proporcionados por el personal de ventas de cada uno de los sitios consultados, el precio más alto por un nicho se encuentra en el panteón de Las Lomas, el cual alcanza un costo de 300 mil pesos para ocho urnas, le sigue la Basílica de Guadalupe, cuyo precio es de 100 a 180 mil pesos con capacidad de cuatro a seis urnas.

En la Catedral Metropolitana un nicho con capacidad para 12 receptáculos cuesta 80 mil pesos, mientras que en Jardines del Recuerdo tiene un valor de 47 mil pesos una bóveda para dos servicios.

En el Memorial de San Ángel cuesta 32 mil pesos un nicho con capacidad para cuatro urnas.

Mientras que en la en parroquia de San Jorge Mártir, en el Pueblo de San Juan de Aragón, actualmente cobran un donativo de 350 pesos bimestrales; es decir, 2 mil 100 pesos al año; esto por concepto de renta y mantenimiento y no se tiene opción a compra.

En 2013 este templo pedía un pago de 300 pesos al bimestre, como se puede constatar en un talón al que se tuvo acceso.

Dicho documento lo entrega el personal de la administración de la parroquia.

Si los familiares del difunto dejan de pagar la renta durante un año, las urnas son sacadas y enviadas a una bodega en espera de que alguien liquide el adeudo, señaló personal del la iglesia.

Entrevistado por La Razón, Martín Lara, vocero de la Diócesis de Querétaro, señaló que se acatarán las disposiciones “que son de carácter universal en la Iglesia y las acompañaremos de una adecuada catequesis (enseñanza de catecismo y mandamientos de la Iglesia católica) para su mejor aplicación”.

El prelado, quien se encarga de fijar las posturas de la arquidiócesis, aseveró que en las homilías se difundirá este mensaje para que llegue a todos los estratos sociales y culturales.

Por su parte la Arquidiócesis de México argumentó en un documento que publicó en su semanario Desde la fe que la Iglesia sigue prefiriendo la sepultura de los cuerpos; sin embargo, aclara que la cremación no está prohibida. No obstante, señala que si se opta por este procedimiento, las cenizas deben mantenerse en un lugar sagrado; es decir, en el cementerio, en una iglesia o en un área dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente.

Y agrega: “la Santa Sede nos dice que la conservación de las cenizas en un lugar sagrado puede ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo de los familiares y de la comunidad cristiana”.

Además, añade, con esta acción de depositar las cenizas en lugares sagrados, “se evita la posibilidad de olvido, falta de respeto y malos tratos”.

También deja en claro que no está permitida la dispersión de las cenizas en el aire, e la tierra o en el agua o en cualquier otra forma, o convertir las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos.

La Santa Sede reitera que en caso de que el difunto hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de las cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana, se le negarán los velorios.

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