En la búsqueda de soluciones sostenibles para el cuidado del suelo y el control de plagas, la tierra de diatomeas se ha convertido en una opción cada vez más popular entre jardineros, agricultores y defensores de la ecología. Este producto natural, conocido también como “tierra blanca”, es el resultado de un largo proceso geológico que transforma algas microscópicas fosilizadas en un polvo rico en minerales.
¿Qué es la tierra de diatomeas?
La tierra de diatomeas proviene de las diatomeas, organismos unicelulares que habitaron tanto océanos como lagos de agua dulce hace millones de años. Al morir, sus exoesqueletos de sílice se depositaron en los fondos acuáticos, formando capas que con el tiempo se fosilizaron. Este proceso natural dio origen a lo que hoy conocemos como diatomita, una sustancia altamente valorada por su contenido en silicio orgánico, calcio y otros minerales beneficiosos para la tierra.

Usos principales en jardinería y agricultura
En el ámbito de la jardinería, la tierra de diatomeas destaca por su doble función: fertilizante natural e insecticida ecológico. Aplicada al suelo, mejora la estructura y aporta nutrientes esenciales, favoreciendo el desarrollo de plantas más sanas y resistentes. Además, su composición abrasiva es letal para insectos de cuerpo blando, actuando como barrera física sin dañar el ecosistema ni dejar residuos tóxicos.

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Entre sus aplicaciones más comunes están:
- Control de plagas en huertos y jardines (como pulgones, hormigas, caracoles y babosas).
- Mejora del suelo en cultivos orgánicos.
- Cuidado de animales domésticos y de granja, como desparasitante natural.
- Conservación de granos y semillas, al evitar la proliferación de insectos.
¿Dónde se puede comprar?
La tierra de diatomeas está disponible en tiendas especializadas en jardinería y agricultura, tanto físicas como en línea (Mercado Libre). Se comercializa en distintos formatos y granulometrías, adaptados a usos específicos. Es importante seguir las instrucciones del fabricante y consultar con expertos para su correcta aplicación, especialmente si se utilizará en cultivos de consumo humano o en animales.
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