Y fue el expresidente nacional del PRI, Enrique Ochoa, quien ayer exhibió los retrasos en que ha incurrido el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en el caso de su expulsión de ese partido. En un documento dirigido a la magistrada presidenta Mónica Soto expuso que el asunto no está tan complicado como para no haber sido resuelto es seis meses. “¿Cuál es la razón por la cual no ha resuelto en casi seis meses un asunto jurídicamente sencillo? ¿Acaso está bajo alguna presión política? ¿Acaso tiene un compromiso con Alejandro Moreno de sacar el asunto a su favor? De ser el caso, ¿a cambio de qué?”, cuestionó. En particular, nos comentan, tiene la mira puesta sobre el magistrado Felipe Fuentes, quien retiró y no ha vuelto a presentar el caso para su resolución en el pleno. En todo este brete, sin embargo, quienes conocen la historia del tricolor nos piden no sólo concentrarse en este diferendo contencioso, sino en recordar que también el propio Ochoa, quien hoy se presenta como víctima, puso su parte en la debacle del tricolor al que, por lo visto, buscará seguir aferrado. Uf.

