Con una solución salomónica, las cúpulas de Morena zanjaron —al menos de momento— la disputa por los espacios de poder dentro de su bancada en San Lázaro. Ayer fue creada una tercera vicecoordinación, a cargo de Dolores Padierna, quien no había quedado contenta con su remoción como vicepresidenta de la Mesa Directiva. Esta salida se adoptó en la lógica de que, si ya no se tienen cargos para repartir, hay que crear otro. Lo malo es que se infló aún más la burocracia, con tres vicecoordinadores: Alfonso Ramírez Cuéllar, Gabriela Jiménez y Dolores Padierna, cada uno de ellos perteneciente a distintas corrientes, que las hay, en el partido guinda. A ellos habrá que sumar la Coordinación de Operación Política, que encabeza Pedro Haces, y que tiene asignadas funciones que deberían desempeñar las vicecoordinaciones. El conflicto interno, nos dicen, quedó contenido, aunque no erradicado, por lo que en cualquier momento puede volver a brotar.
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