El número de sacerdotes y religiosos católicos que fueron detenidos, secuestrados o asesinados a nivel mundial en el 2023 aumentó 6.4 por ciento en comparación con el 2022, de acuerdo con un estudio de la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
Según los datos de esta asociación, en el 2022 se registraron 124 casos de clérigos agredidos de alguna forma, mientras que para el siguiente año la cifra aumentó a 132.
El análisis señala que el número de religiosos que ha sufrido algún hecho violento podría ser mayor, ya que en algunos países es difícil obtener información fiable.
En México, en lo que va de este año se han registrado por los menos tres casos: la privación ilegal de la libertad del obispo emérito de la diócesis de Chilpancingo, Salvador Rangel, que ocurrió en Cuernavaca, Morelos, el 26 de abril; el secuestro y asesinato del sacerdote Isaías Ramírez en Guadalajara, Jalisco, el 18 de agosto, y el asesinato del padre Marcelo Pérez en San Cristóbal de las Casas, ayer.
Por otro lado, el Centro Católico Multimedial documentó, del año de 1990 a junio del 2023, 78 asesinatos de sacerdotes y personal religioso.
En entrevista con La Razón, el padre Mario Ángel Flores Ramos, exrector de la Universidad Pontificia de México y consultor de la Comisión Teológica Internacional y director del Observatorio de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), señaló que los sacerdotes están expuestos al crimen organizado y más cuando realizan activismo.
“Tal vez, por el propio trabajo en la línea, como todos los defensores de la sociedad, los activistas sociales, se ha dado y podríamos, a reserva de que se profundice la investigación de lo que hoy ha sucedido, podríamos estar en ese caso con el padre Marcelo, en el caso de un sacerdote comprometido con sus comunidades, buscando la pacificación y denunciando el origen de esa invasión que hay actualmente en Chiapas del crimen organizado”, declaró el religioso.