El capítulo final de El Chapo

El capítulo final de El Chapo
Por:
  • bibiana_belsasso

Joaquín Guzmán Loera sólo esperaba la deliberación del jurado para conocer su destino. Para considerarlo culpable de 10 cargos, los doce miembros del jurado, más los seis suplentes tomaron en cuenta todos los testimonios y pruebas que se presentaron en la Corte de Brooklyn en Nueva York. Hoy, les presento un recorrido por los momentos más sobresalientes de este caso.  La Fiscalía presentó durante casi tres meses los testimonios de 56 testigos, de los cuales, 14 eran antiguos colaboradores o socios de El Chapo.

A partir de que empezó el juicio, el lunes 25 de noviembre de 2018, quedó al descubierto el entramado internacional que se mueve en torno al narcotráfico, en este caso, al Cártel de Sinaloa: testimonios completos de tres de los testigos protegidos más importantes del caso, Jesús El Rey Zambada; Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo; y Dámaso López Núñez, El Licenciado. Todos, piezas clave del Cártel de Sinaloa.

Mientras la Fiscalía puso a El Chapo como el hombre que por tres décadas lideró una multinacional del crimen llamada Cártel de Sinaloa, la estrategia de la defensa fue poner a Joaquín Guzmán como un personaje de medio rango dentro del cártel.

Es por eso que la defensa de El Chapo inició con una bomba mediática al asegurar que el Cártel de Sinaloa sobornó a los expresidentes Enrique Peña y Felipe Calderón para evitar la captura de Ismael Zambada García, El Mayo. “Lo diré de nuevo: el actual y el previo Presidente de México recibieron millones de dólares en sobornos”, aseveró el polémico abogado Jeffrey Lichtman.

Pero no fue todo, Lichtman aseguró que los gobiernos de México y Estados Unidos confabularon con El Mayo para incriminar a El Chapo como el líder del Cártel de Sinaloa. Y para demostrar su argumento, señaló que, en los últimos dos años, desde que El Chapo fue extraditado a la Unión Americana, “el flujo de drogas no ha parado… el negocio continúa como siempre”.

Describió a Guzmán Loera como un hombre sin importancia dentro del negocio del tráfico de drogas, cuya imagen ha sido elevada a la de un mito para desviar la atención de El Mayo quien, dijo, es el verdadero líder del cártel. “No sólo nunca ha sido arrestado, sino que continúa con esta organización multimillonaria en dólares”, señaló.

Desde el inicio del Juicio del Siglo, el abogado atacó duramente a los exsocios, empleados y rivales de El Chapo que estaban en el programa de protección de testigos y que cooperan con el gobierno; a quienes calificó como degenerados, criminales y violentos, por lo que dijo al jurado que su testimonio no debería ser tomado en cuenta.

Lo cierto es que el Juicio del Siglo nos ha mostrado que, en el entramado internacional, la conexión colombiana fue fundamental para la operación del Cártel de Sinaloa.

Liga colombiana

La cuarta semana del juicio contó con los testimonios de dos testigos clave de la Fiscalía: el colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, Chupeta, exlíder del Cártel del Norte del Valle, y de quien se identificó como “gerente” de las operaciones de tráfico de drogas de El Chapo, Miguel Ángel Martínez Martínez, El Tololoche. Chupeta detalló como El Chapo habría transportado miles de kilos de cocaína colombiana a EU; mientras que El Tololoche detalló su labor como piloto, además de recibir los aviones con cocaína, almacenar, enviar drogas y pagar.

En sus declaraciones, Ramírez Abadía detalló su relación de 17 años con El Chapo, la cual describió como uno de los negocios de narcotráfico más rentables en la historia moderna. Añadió que durante la década de los 90 llegaban tantos aviones con coca que parecía que Colombia “invadía” México.

Así comenzó una alianza que duró casi 20 años y permitió el traslado de 400 toneladas de cocaína colombiana. En un principio usaban aviones para pasar los cargamentos; posteriormente optaron por botes de pesca.

De acuerdo con el narcotraficante, de 1990 a 1996, Guzmán ganó hasta 640 millones de dólares vendiendo su cocaína.

Otro de los testigos presentados fue Jorge Milton Cifuentes, hermano del narcotraficante colombiano Francisco Pacho Cifuentes, uno de los máximos capos del Cártel del Norte del Valle. Milton, alias El J, Simón o El Penúltimo, dijo que primero viajó a México en 1988, enviado por su hermano para coordinar cargamentos de cocaína. Esa tarea incluía supervisar las pistas de aterrizaje, la logística y, como el afirmó, “asegurar que los mexicanos no estuvieran borrachos”.

Fue así como Milton armó toda una relación de negocios y amistad con Humberto El Robachivas Ojeda, la cual calcula que logró generar ganancias personales de 300 millones de dólares entre 1990 y 1998, al trasladar 220 toneladas de cocaína.

Milton conoce a Damaso López, El Licenciado, a través de la misma Avilés, ahora amante de López; por medio de él acuerda una cita con El Chapo, a quien conoce en el festejo de su segundo aniversario de su primera fuga.  En total, Cifuentes reconoció haber traficado 220 toneladas de cocaína a EU.

También tocó el turno de sentarse ante el jurado al colombiano Alex Cifuentes Villa: “Yo era su mano derecha... y su mano izquierda”; dijo sobre su relación criminal con Joaquín Guzmán. Alex proviene de una familia con larga trayectoria criminal: su hermano Francisco Iván, Pacho, fue piloto de Pablo Escobar; mientras que su otro hermano, Jorge, formó parte del Cártel de Sinaloa. El nexo entre Alex y El Chapo comenzó en 2002, cuando su hermano lo envió a negociar un cargamento de 5 toneladas de cocaína; pero, fue hasta 2007 que, tras el asesinato de Pacho, los hermanos Cifuentes se vieron en problemas debido a que el piloto de Escobar murió debiendo 10 millones de dólares. Urgentes de dinero, tanto Alex como Jorge contactaron a Joaquín, con quien acordaron el envío de tres toneladas de cocaína de Colombia a México. Saldada la deuda, la alianza Cifuentes-Guzmán se consolidó.

Alex se ganó la confianza de El Chapo a tal grado que el colombiano se mudó a las montañas para fungir prácticamente como su asistente personal. Hizo ofertas para traficar droga proveniente de Colombia, Ecuador, Panamá y Bolivia a nombre de Guzmán Loera, y compró granjas en Costa Rica para que los cargamentos de Sudamérica hicieran escala. Siendo piloto, como la mayoría de su familia, le enseñó a Guzmán a pilotar de una forma eficaz en caso de que tuviera que escapar de la justicia. Cifuentes aseguró que El Chapo pagó al expresidente Enrique Peña 100 millones de dólares. De acuerdo con él, fue el exmandatario quien supuestamente buscó a El Chapo poco después de la votación presidencial de 2012, y le pidió un pago de 250 millones de dólares a cambio de frenar la búsqueda del narcotraficante.

Huida

Otro de los temas que más llamaron la atención dentro del juicio fueron las declaraciones en torno a las fugas de El Chapo de penales de alta seguridad. Durante su testimonio, El Licenciado negó haber ayudado a Joaquín Guzmán a fugarse del Penal de Puente Grande, Jalisco, en 2001; sin embargo, reconoció haberle facilitado la vida en prisión.

Fue El Vicentillo quien contó cómo El Chapo le narró su huida a bordo de un carro de lavandería del primer presidio, cuando un trabajador de la prisión, conocido como Chito, lo escondió bajo mantas y sábanas, y Guzmán contaba las puertas escuchando los ruidos que hacían.

Sobre la segunda fuga, el 11 de julio de 2015, del penal federal de máxima seguridad del Altiplano, El Licenciado dijo que fue Emma Coronel quien la coordinó.

Tras la segunda captura de Guzmán Loera en febrero de 2014 en un hotel de Mazatlán, Sinaloa; Coronel Aispuro visitó en varias ocasiones a El Chapo en el Altiplano.

Tras los encuentros, ella organizó reuniones a la que asistían El Licenciado y los hijos de El Chapo; los llamados Chapitos: Jesús Alfredo e Iván Archivaldo, así como Joaquín y Ovidio Guzmán. El motivo era informarles sobre las órdenes que desde prisión mandaba Guzmán Loera para orquestar su fuga, y así evitar su extradición a Estados Unidos.

Dámaso López relató que El Chapo ordenó a sus hijos comprar un terreno cerca del penal, la construcción del túnel, conseguir el almacén a donde fue llevado para después escaparse, así como un reloj con GPS que fue entregado al capo para conocer todo el tiempo su ubicación exacta dentro del penal.

Sus amoríos

La vida sentimental de El Chapo es otro de los temas que más llamó la atención en el ámbito público, y es que ésta fue contada con la presencia de Emma Coronel. La esposa del capo, que apenas faltó cuatro días al juicio contra su marido, tuvo que afrontar la lectura de conversaciones y cartas de amor que él mandaba a sus amantes; incluso, presenció el testimonio de una de ellas: la de Lucero Guadalupe Sánchez López, exdiputada del PAN y amante del líder del Cártel de Sinaloa. Lucero señaló que amaba al capo e incluso, reconoció que gran parte de sus sentimientos hacia él permanecen. “Hasta hoy todavía estoy confundida porque pensé que era una relación de pareja”, dijo. No obstante, después se dio a conocer que, en realidad, El Chapo la habría violado.

Sánchez lloró durante su testimonio, situación que pareció disfrutar Emma Coronel, ya que sonrió; incluso, cuando la llamada Chapodiputada salió de la sala sollozando con su micrófono de solapa aún encendido, Coronel se echó a reír. El romance entre Joaquín y Lucero comenzó cuando ella tenía 21 años; pero la relación iba más allá: ambos trataban negocios criminales, principalmente el tráfico de mariguana; así quedó demostrado en una serie de mensajes que el FBI consiguió de las conversaciones entre ambos. “¿Va bien el empaquetado, mi amor?”,  “¿Cuantos hay en el paquete, amor?”, añade Guzmán; “10 kilos, amor” responde Lucero.

Previo al testimonio de la Chapodiputada, declaró Víctor Vázquez, agente de la DEA, quien aseguró que Lucero estuvo en la misma casa de El Chapo cuando éste casi fue capturado en 2014. Ella reconoció que sí se encontraba con Guzmán desnudos en la cama cuando irrumpieron los marinos, por lo que tuvieron que huir en paños menores. Lucero confesó haber concebido con el capo un hijo de nombre Rubén. En un hecho “curioso” que no pasó inadvertido por los asistentes, tanto El Chapo como Emma Coronel vistieron exactamente igual.

Revelan su lado oscuro

De la mano de las pasiones amorosas, El Chapo quedó exhibido también en su parte más violenta, casi salvaje. Durante los testimonios de Isaías Valdez Ríos, Memín, quien fue reclutado como guardaespaldas de Guzmán, quedó al descubierto el lado violento de éste. En testimonios anteriores, El Chapo sólo había sido señalado como el que daba las órdenes para cometer asesinatos o actos de tortura. Con lujo de detalle, Memín narró tres asesinatos llevados a cabo personalmente por El Chapo. Dijo que cuando se encontraban en el pueblo de Bastantitas, Durango, Guzmán Loera recibió una llamada telefónica de Ismael El Mayo Zambada, quien le dijo que le había enviado un “regalo”. El regalo era un “arete”, es decir, un miembro del Cártel de los Arellano Félix.

El hombre había sido torturado; tenía quemaduras de plancha y de encendedor en todo el cuerpo, los pies quemados y la playera pegada al torso. “¿Cómo pueden enviarme a este idiota así? Podría haberlo matado”, dijo El Chapo cuando lo vio. Luego, el sujeto fue vendado de los ojos y encerrado tres días, Después comenzó el interrogatorio. Por 20 minutos, El Chapo lo cuestionó, le dijo nombres, ubicaciones y demás información sobre los Arellano Félix. Más tarde, se cambiaron de escondite en las mismas montañas, llevándose a la víctima con ellos. Al llegar a la nueva guarida, volvieron a encerrar al sujeto tres días, hasta que comenzó a oler mal, por lo que El Chapo ordenó a sus hombres que fueran a un cementerio cercano y cavaran un hoyo. Luego, pidió que le llevaran al hombre.

Con una pistola calibre 20, apuntó a la cabeza del hombre y comenzó de nuevo el interrogatorio; a mitad de una de las respuestas le disparó. Enseguida ordenó a sus hombres que lo llevaran al cementerio para enterrarlo; sin embargo, dijo Memín, el hombre seguía con vida debido a que la bala era muy pequeña. “‘A chingar a su madre, quítenle las esposas y entiérrenlo’, nos dijo”, señaló Valdez. Obedecieron y el hombre fue enterrado vivo. Dos integrantes de Los Zetas en El Dorado, Durango, enemigos de El Chapo fueron golpeados por él mismo con un tronco durante tres horas, quedaron como una muñeca de trapo, relató Memín; sus huesos estaban rotos, no podían moverse. Guzmán estaba muy enojado porque, aunque eran originarios de Sinaloa, formaban parte de Los Zetas. Tras la paliza, El Chapo pidió a sus hombres cavar un agujero, llenarlo de madera y comenzar una fogata. Después ordenó: “échenlos a la hoguera, que no queden ni los huesos”; ambos cuerpos fueron quemados durante toda la noche. Por la mañana, no quedaba nada, sólo cenizas. Lo cierto es que mientras Donald Trump insiste en que el muro fronterizo frenará el flujo de delincuentes y drogas a EU, los testimonios en el juicio muestran lo contrario. Durante los casi tres meses ha sido evidenciado que la mayoría de las drogas que ingresan a EU, lo hacen a través de cruces fronterizos terrestres, vigilados por agentes.

Los túneles fueron utilizados varios años por el Cártel de Sinaloa; sin embargo, la organización traficó toneladas de cocaína a través de trenes, buquetanques, sumergibles, avionetas y tráileres que cruzaban por la frontera. Tirso Martínez, El Ingeniero, señaló como él mismo convenció a El Chapo para usar trenes cisterna que recorrían las líneas ferroviarias transfronterizas. Entre mil 200 y mil 800 kilogramos de cocaína fue introducida entre 2000 y 2003, principalmente por la frontera con California y Texas y su destino era Chicago, Los Ángeles y Nueva York. A principios de diciembre pasado, dos agentes federales de EU testificaron que los cárteles de la droga en México utilizaban trenes y tráileres para mover cocaína dentro del territorio estadounidense. Los agentes señalaron que estos métodos eran empleados al menos desde 1999 hasta los primeros tres años de la década del 2000. Steven DeMayo, quien hace dos décadas trabajaba para la división de investigación de narcóticos del Servicio de Aduanas, testificó que carros-pipa con fondos falsos salían de una estación en Ecatepec, Estado de México. Esos carros, muchos de ellos empleados para transportar cocaína, cruzaban en vías de trenes por Tamaulipas rumbo a bodegas ubicadas en las Los Ángeles, Chicago y la zona urbana de Nueva York, que incluye áreas de Nueva Jersey. Según el testimonio de Juan Carlos Ramírez, Chupeta, la droga en su mayoría iba escondida en latas de chiles jalapeños, que cruzaban por la frontera, hecho que fue presentado en videos por la Fiscalía. De igual manera, hubo declaraciones que detallaron el uso de aviones para transportar cocaína de Colombia a México, que posteriormente era descargada en camiones para llevarla a través de los cruces fronterizos a ciudades como Los Ángeles y Chicago.

El jurado también pudo observar un video de un submarino del Cártel, que llevaba unos cinco mil 900 kilogramos de cocaína con un valor de más de 100 millones de dólares. La Guardia Costera de EU interceptó al submarino frente a la costa de Guatemala mientras se dirigía al norte. Guzmán fue declarado culpable de 10 cargos, pero el más importante es el ser líder de una “empresa criminal de manera continuada” desde 1990 hasta 2014.

Delitos

Organización criminal

Distribuir internacionalmente cocaína, heroína y mariguana

Lavado de dinero

Conspiración para asesinar