Días de pandemia

Jóvenes en casa: La mente de los adolescentes en tiempos de Covid

Para cuando el Covid-19 llegó a mi ciudad, casi un año había pasado desde que empecé la escuela en casa, así que estaba, sin saberlo, muy preparada para la cuarentena

Amelia Jaime, nació en Nueva York, tiene 17 años.
Amelia Jaime, nació en Nueva York, tiene 17 años.Foto: Especial
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Una gran parte de la vida de un adolescente es la interacción social. Es un período en el que pueden surgir algunas de nuestras amistades más largas y genuinas, nuestros momentos más memorables y los más terribles. La interacción social es algo que tal vez ni siquiera notemos. Estas interacciones pueden ser en la escuela, fiestas, eventos. Nos ayudan a aprender y a descubrir quiénes somos, qué hacemos. Me gusta salir con amigos y ser parte de un grupo. Cuando dejé la preparatoria escolarizada para inscribirme en un sistema abierto, de repente esa parte de mi vida era totalmente diferente. Era difícil ver a mis amigos desde el exterior, lo que me hizo sentir excluida. Después de varios meses de tratar de mantener las amistades a través de mensajes e intentos de encontrarnos, al final desaparecieron. Nos separamos. Fue un gran impacto emocionalmente, y empecé a sentirme muy sola y aislada. Para cuando el Covid-19 llegó a mi ciudad, casi un año había pasado desde que empecé la escuela en casa, así que estaba, sin saberlo, muy preparada para la cuarentena. A pesar de que podría estar manejando bien la situación, empecé a pensar en mis amigos que estudiaban en sistemas escolarizados, lo abrupto que habrá sido esto para ellos. Una tarde estaba en el teléfono con Grammy (mi abuela) y me preguntó cómo iba la cuarentena y qué estaba haciendo para mantenerme ocupada, y le contesté: “en realidad va muy bien. He estado haciendo mucho ejercicio, yoga, leyendo, tareas”. Luego me dio una gran idea: ¿por qué no escribir un artículo contándole a la gente lo que mis amigos están haciendo en cuarentena y cómo lo están manejando. Escribir sobre algo considerado “negativo” y convertirlo en algo que valga la pena leer. Le escribí a algunos amigos y a amigos de amigos de diferentes países preguntando si les gustaría compartir su versión de la historia. Estuvieron de acuerdo. Aquí, algunas opiniones sobre cómo los adolescentes ven esta situación, teniendo en cuenta que cada país es diferente y la mentalidad de cada persona también. Comencemos este viaje de pensamientos en Alemania. El primer caso se confirmó el 27 de enero, cerca de Múnich, Baviera. Konrad, un chico alemán que vive en Estados Unidos, tiene su propia opinión sobre las cosas:

“Covid-19 es horrible para todos nosotros. No hay duda. Pero creo que también es razonable que algo así suceda tarde o temprano ya que el ser humano consume mucho de este planeta. Me sorprendió el aprendizaje en línea ofrecido por Putney (la escuela en EU donde él es estudiante de intercambio). Funcionó muy bien. Creo que aprendí aún más en la realización de películas digitales porque tuve que aprender a usar el equipo que tengo en casa en lugar de simplemente tomar la cámara de la escuela con una explicación de mi profesor. Creo que en las escuelas públicas de Alemania las cosas son muy diferentes. La organización es mala y es diferente de un estado a otro. Mis amigos me están diciendo que realmente no aprenden cosas, y (estudiar en línea) es una pérdida de tiempo. La escuela también fue siempre un lugar de comunidad para mí... extraño mucho eso. Todavía puedo ir a andar en bicicleta de montaña, lo que me ayuda mucho. Descubrí mucho durante esta crisis. Aprendí que soy un dibujante muy malo y que no me divierte hacer limpieza a fondo de mi habitación. Sin embargo, empecé a crear videos de YouTube, que es algo que nunca había hecho antes y en realidad lo disfruto mucho”.

Konrad, 17 años, Alemania.

Aprender a adaptarse es clave en este tiempo. Maryann, una ciudadana italiana también tomó esta dura experiencia y la hizo tan positiva y beneficiosa como pudo:

“Italia no estaba preparada. No tenemos suficientes médicos para todos, ni un plan organizado para las pandemias. Lombardía fue la región más afectada por el brote. Tengo a mi amigo allí que me contó sobre la situación de primera mano. Fue aterrador y horrible. La segunda semana después del brote, sentí como si Italia fuera bombardeada por el virus. Todavía recuerdo cuando estábamos cenando un viernes por la noche cuando se anunciaron en las noticias que 919 personas habían muerto en un día. Al principio no lo tomé en serio porque Lombardía está tan lejos de donde vivo, pero no sabía que el virus podría propagarse fácilmente. Y además, todavía estaba trabajando esa semana y no había ningún encierro aún. Todo comenzó un miércoles por la tarde. Estaba tomando una siesta porque era mi día libre. Mi mamá me despertó diciendo que teníamos 55 casos en nuestra ciudad. ¡Imagínate! ¡sólo en un día! Pero a la gente aquí no le importaba tanto, así que comenzaron a aumentar de 55 a 489. Fue hasta entonces que decidieron cerrar tiendas. Sólo los supermercados estaban abiertos y la gente empezó a comprar mucho por pánico. La gente estaba desesperada por conseguir máscaras y guantes.

Quedarme en casa con mi familia realmente me ayudó a vincularme con ellos. Tuve la oportunidad de recuperar lo que había perdido desde que empecé a trabajar. Pude pasar más tiempo con mis hermanos, lo cual es divertido. Las cosas simples son lo que lo hace hermoso. Cocinar juntos, hacer ejercicio juntos, hablar de cosas simples, jugar con nuestro perro. A pesar de que disfruté de estos tiempos juntos, no cambia el hecho de que muchas personas estaban muriendo y eso me rompe el corazón. Seguimos rezando por la seguridad de todos. Especialmente todos los frontliners. Veo cómo este coronavirus afectó nuestro país, nuestro mundo. Cada uno de nosotros debe permanecer en casa porque todo el mundo tiene la posibilidad de contagiarse, y eso me hizo darme cuenta de que la vida es muy corta. Debemos valorar y apreciar cada día con nuestros seres queridos.

MaryAnn, Italia

Como MaryAnn dice, Italia no estaba preparada, pero tampoco el resto de Europa. España tuvo uno de los mayores casos. Antonio, un amigo mexicano que ahora vive en España, narra su experiencia:

“Al ritmo y a la velocidad en la que vivíamos y lo mucho que estábamos contaminando al planeta era una cosa incontrolable. El Covid fue como un alto para que la Tierra y los animales respiraran y que nos diéramos cuenta que los que estábamos destruyéndonos éramos nosotros, y ahora me pongo a pensar y creo que me da más miedo que la sociedad continúe como estábamos en un principio (antes del covid) a que estemos ahora mismo en cuarentena. Ahora que en España se está dejando salir, vemos algunas de las cosas que la gente sigue haciendo, siendo inconscientes. Todo mundo sale a caminar donde hay mucha gente y probabilidad de contagio. No estamos preparados para una cosa como esta. Al principio del distanciamiento social me fue mal. Los primeros días necesitaba salir, soy una persona con mucha energía y quería salir y ver a mis amigos, pero con el tiempo me fui acostumbrando. Estando en casa me ayudó a convivir más con mis papás. Antes, por el ritmo que llevábamos en nuestra vida cotidiana a veces no teníamos tiempo de hablar, pero ahora hemos platicado mucho más. Creo que va a haber una enorme cantidad de cambios, reglas de higiene o distribución internacional, va a ser más difícil de lo que de por sí ya era. Lo que espero es que le sirva a la gente a abrir los ojos y darse cuenta del daño que le hacemos al planeta, de lo que realmente importan las cosas, como la salud y la familia. A España nos llegó muy de golpe. Me acuerdo cuando llegó un caso a Madrid y a la semana empezaron a ver más contagios. Al principio cinco, luego 60 en nuestra ciudad, y fue como de –woah woah, qué está pasando-. Al principio no te lo crees, pero cuando ves a todos encerrados te das cuenta de que esto va en serio. Fuimos y seguimos siendo irresponsables porque ahora que ya nos dan permiso de salir hay gente sin cubrebocas, rodeada de más gente y sin medidas de precaución”.

Antonio, 18 años, España

Cruzamos el Atlántico hacia Honduras. Este país de América Central impuso toque de queda después del primer caso, tratando de prevenir una dispersión severa. Alejandro nos cuenta su vida en estos tiempos:

“Para mí el Covid-19 nos ha mostrado lo importante que es la información y lo peligrosa que es la ignorancia. Ver miles de personas estar en contra del distanciamiento social o las máscaras poniendo en riesgo vidas es abrumador, mientras ver países como Nueva Zelanda que siguieron la ciencia y la medicina al pie de la letra han logrado eliminar la propagación del virus, eso es esperanzador. Tengo dos tíos en New Jersey, uno lastimosamente murió de Covid, sin embargo el otro se rehúsa a usar máscara ya que afirma que es un arma biológica de China y que usar máscara es dejarlos ganar, así que saber personalmente los riesgos de la desinformación es fuerte. No siento que estoy aprendiendo, siento que la escuela tiene una urgencia por evaluarme y no por enseñarme. Eso no es culpa de mi escuela sino de todo el sistema educativo que falló en prepararse para la educación digital y ahora está en un estado de pánico, lo que hace que intenten mantener un sistema arcaico insostenible en tiempos de crisis.

Nadie en mi familia inmediata tiene problemas graves de salud y mis papás tienen trabajos buenos con seguridad laboral, lo cual es un privilegio en mi país. Definitivamente afecta de forma negativa a las comunidades, es un golpe duro que comunidades pequeñas sufren más fuerte por falta de recursos. Cómo será el mundo es algo difícil de responder. Habrá más división, unos culpando a otros y peleando con otros y del otro lado gente intentando ayudar más, el mundo sentirá los efectos por 10, 15 o 20 años. Yo sufro de ansiedad severa y estar lejos de mis amigos ha empeorado mi ansiedad. Siempre me ha gustado escribir y leer, antes de la cuarentena escribía como algo ocasional, ahora lo he empezado a hacer seriamente escribiendo una serie de historias realistas parecidas a los escritos de Vargas Llosa y espero tener suficientes para hacer un libro virtual”.

Alejandro, 18 años, Honduras

El caso de Estados Unidos es particular ya que tuvieron casos desde enero y aún así no tomaron medidas de prevención hasta marzo. Hoy, Estados Unidos es el país con más casos en el mundo:

“El Covid-19 ha sido una experiencia extraña, especialmente cuando estamos experimentando una situación que estará en los libros de historia, pero es interesante qué aspectos de la vida habíamos priorizado y cómo se aplican ahora. Me gusta la escuela en línea. He estado haciendo ejercicio voluntariamente y puedo leer libros que regularmente no tengo tiempo de leer. De hecho, veo a mis amigos más a menudo porque estoy chateando en video con ellos. He aprendido de quién soy realmente amiga y sé quiénes son mis amigos más cercanos. Sin embargo, ha sido difícil para mi mamá y para mí. Ella es madre soltera y su trabajo ha sido fuertemente impactado. Afortunadamente tiene el privilegio de trabajar en casa, pero ahora tiene que trabajar 24/7 para adaptarse al coronavirus. No somos financieramente capaces de comprar cosas en cantidades extremas para poder mantenernos alejados de los supermercados durante un par de semanas, por lo que es difícil cuando se acaban los productos en las tiendas. Sé que otras comunidades están sufriendo, así que hacemos lo posible para pedir comida para llevar de pequeños restaurantes y comprar cosas de pequeñas empresas, que están sufriendo mucho ya que vivir en el área de la bahía (alrededor de San Francisco) es realmente caro.

Cuando vuelva a la vida diaria estaré más presente activamente y despegarme de mi teléfono cuando no tenga que estar en él porque mi teléfono es mi único compañero. Esperemos que nuestros líderes se den cuenta de que todos tenemos que trabajar juntos para luchar contra el enemigo común. Pero creo que el mundo va a ser más verde y hermoso. La humanidad ha dejado su huella, y en nuestra ausencia, la naturaleza se está recuperando. Presenciarlo es algo hermoso”.

Riya, 15 años, Estados Unidos

Llegamos a nuestro último destino de este viaje introspectivo: México. El primer reporte fue a finales de febrero. Aquí, lo que cuenta Luna quien había viajado a EU como estudiante de intercambio y regresó a México poco antes de que empezara el brote:

“Sobre la escuela en línea creo que fue un cambio abrupto para todos y es normal que la transición haya sido torpe. En lo personal prefiero el sistema presencial simplemente porque puedo tener contacto con mis maestros y amigos con más facilidad y frecuencia. El distanciamiento social para mí fue algo a lo que ya me había acostumbrado ya que estuve fuera dos meses y estuve hablando con mis amigos de manera virtual, pero claro que cuando regresé, tenía la ilusión de salir con ellos y verlos más seguido. Desafortunadamente no se pudo.

Gracias a la cuarentena he tenido más tiempo de estar conmigo y pensar en cosas para mí y proyectos personales. He aprendido a pintar con acuarela lo cual tenía ganas de hacer. Me he dedicado también a explorar mis dotes artísticos y tengo ideas de proyectos nuevos que desafortunadamente todavía no he efectuado ya que mi tiempo se ve limitado por las clases en línea. No sé qué cambios vaya a haber cuando esto termine, pero de verdad espero que así como los que sobrevivieron a los temblores se sienten unidos por un evento, esto nos una no sólo como comunidad, no sólo como país, sino como naciones y aprendamos a ver qué funcionamos mejor todos juntos”.

Luna, 17 años, México.

Mientras leía algunas de las respuestas es posible que haya observado un hilo conductor: cuánto extrañan todos estos adolescentes a sus amigos y el poder salir. Personalmente, la cuarentena me ha ayudado en mi parte emocional. Resultó ser la pieza clave para ayudar a encontrarme a mí misma, dar un paso atrás y luego seguir adelante. Pero soy consciente de que no es el mismo caso para otros. Aunque 2020 comenzó un poco difícil, también nos ha hecho más conscientes de nuestro entorno, valorando lo que tenemos y lo que podría perderse si no prestamos atención.