Estados Unidos ha autorizado el uso de empresas privadas armadas para distribuir ayuda en Gaza, una medida que ha generado controversia mientras la violencia contra civiles se mantiene. Ayer, al menos 46 palestinos murieron en espera de asistencia humanitaria en distintos puntos del sur del enclave, pese al reciente anuncio de un alto al fuego entre Israel e Irán.
La mayoría de las muertes se registraron en Rafah y en el centro de Gaza, donde las fuerzas israelíes abrieron fuego contra multitudes que intentaban acercarse a camiones de ayuda o puntos de distribución operados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF). En total, 25 personas perdieron la vida en el noroeste de Rafah, según la agencia de defensa civil del territorio. Horas antes, el Hospital Al-Awda había recibido 19 cadáveres y más de 140 heridos, tras una masacre similar en Nuseirat.
Estos episodios de violencia ocurrieron a pesar del anuncio de tregua entre Tel Aviv y Teherán. Para muchos palestinos, ese acuerdo ha sido una nueva decepción. “El universo entero nos ha fallado”, lamentó Adel Farouk, un residente de Gaza de 62 años. El pacto entre dos enemigos históricos no se ha traducido en alivio para los más de 2 millones de habitantes atrapados en Gaza, una región reducida a escombros tras 21 meses de guerra.
El financiamiento directo de Estados Unidos a la GHF ha provocado serias críticas dentro y fuera del gobierno. Bajo una directiva especial de la Casa Blanca, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) autorizó un desembolso de 30 millones de dólares a la organización, que colabora con empresas de seguridad y logística encabezadas por exoficiales de la CIA y por veteranos militares estadounidenses.
En cuanto a la decisión de eximir a GHF de auditorías y verificaciones previas fue justificada por “urgencia operativa”. Sin embargo, varios funcionarios advirtieron que el uso de contratistas armados en una zona de conflicto como Gaza podría violar principios humanitarios y aumentar el riesgo para los civiles.
Desde mayo pasado, cuando Israel limitó la entrada de ayuda, más de 400 palestinos han muerto al intentar obtener alimentos. Naciones Unidas ha criticado duramente los “sitios seguros” coordinados entre GHF e Israel, ubicados en zonas militarizadas. “Son una trampa mortal”, afirmó Philippe Lazzarini, director de la agencia de ayuda palestina de la ONU.
A su vez, el ejército israelí lanzó panfletos en el norte de Gaza con ordenes de nuevas evacuaciones. Estas acciones parecen anticipar más operaciones contra Hamas.