El senador centrista Rodrigo Paz Pereira se convirtió ayer en el nuevo presidente electo de Bolivia, tras obtener el 54.57 por ciento de los votos en la segunda vuelta, frente al 45.43 por ciento del exmandatario conservador Jorge “Tuto” Quiroga, según datos preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE) con más del 97 por ciento de actas procesadas. El presidente en funciones del TSE, Óscar Hassenteufel, calificó los resultados como “una tendencia irreversible” y destacó que la jornada se desarrolló de manera tranquila y sin incidentes mayores.
Paz, candidato por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) junto a su compañero de fórmula, el expolicía Edman Lara, obtuvo el respaldo de votantes que estaban desilusionados con el Movimiento al Socialismo (MAS), que gobernó Bolivia casi de manera continua durante 20 años. La plataforma moderada de Paz, que combina la preservación de programas sociales con reformas económicas graduales, pareció resonar con ciudadanos preocupados por la profunda crisis económica que atraviesa el país.
- El Dato: Desde 2023, Bolivia está paralizada por la escasez de dólares, lo que ha privado a los ciudadanos de sus propios ahorros y ha obstaculizado las importaciones.
La economía fue un tema central en la elección. Bolivia enfrenta la inflación más alta en 40 años, escasez de combustible y una caída significativa de las exportaciones de gas natural, que afectó los ingresos nacionales. El candidato del PDC se comprometió a garantizar el suministro de combustibles mediante acuerdos de pago diferido con proveedores y a eliminar gradualmente los subsidios universales, al priorizar la protección de los grupos más vulnerables. Además, prometió impulsar incentivos fiscales para pequeñas empresas y otorgar mayor autonomía fiscal a las regiones, al buscar un equilibrio entre el desarrollo privado y la estabilidad social.
La votación de ayer fue histórica: por primera vez, Bolivia celebró una segunda vuelta presidencial para dirimir la elección de sus máximos cargos ejecutivos, mecanismo constitucional vigente desde 2009. Según Hassenteufel, la participación ciudadana estuvo entre el 85 y el 89 por ciento, lo que reflejo el interés de los bolivianos en un cambio político que cierre el ciclo del MAS. Las cifras preliminares indican que los votos válidos representaron el 94.56 por ciento, mientras que los nulos y blancos sumaron 4.69 y 0.75 por ciento, respectivamente.
- 54.57 por ciento de los bolivianos votó por Paz
La victoria de Paz también se vio impulsada por el carisma y la estrategia de su compañero de fórmula, Edman Lara, cuya popularidad en redes sociales ayudó a conectar con votantes jóvenes y de clase trabajadora. Analistas señalan que la dupla Paz-Lara logró captar el descontento generalizado por la mala gestión económica y el gasto público elevado durante los gobiernos del MAS, sin prometer cambios abruptos que pudieran generar inestabilidad social.
Asimismo, el PDC obtuvo 49 de los 130 escaños de la Cámara de Diputados y 16 de 36 en el Senado, lo que obliga al nuevo presidente a formar alianzas para gobernar eficazmente. La oposición de Quiroga logró 43 escaños en la Cámara Baja y 12 en el Senado, lo que consolida un escenario legislativo competitivo que demandará negociación y consenso para aprobar políticas económicas y sociales.
Rodrigo Paz asumirá la presidencia el 8 de noviembre, poniendo fin a dos décadas de gobiernos de izquierda bajo el MAS. La transición se produce en medio de desafíos inmediatos: asegurar la estabilidad económica, garantizar el suministro de bienes básicos y fortalecer las relaciones internacionales, particularmente con países occidentales, tras años de alineamiento de Bolivia con Rusia y China.
Ciudadanos de diversas regiones expresaron su esperanza en la nueva administración. Algunos, como Lourdes Mendoza de La Paz, destacaron que esta es la primera vez que sus hijos podrán experimentar un gobierno distinto al del MAS. Otros, como la joven Esther Miranda, permanecen cautelosos, reconociendo que los cambios podrían ser graduales y que el éxito del nuevo gobierno dependerá de su capacidad para equilibrar reformas económicas con la protección de los logros sociales.

