Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, sostuvieron la semana pasada una conversación telefónica, según reveló el The New York Times con base en fuentes conocedoras del intercambio.
El contacto ocurre en un momento de máxima tensión bilateral, marcado por el endurecimiento de la presión política y militar de Washington contra Caracas.
Durante la llamada se abordó la posibilidad de un eventual encuentro presencial en Estados Unidos. No obstante, no hay planes concretos, ni fecha, ni logística definida para una reunión en este momento, todo esto de acuerdo con informes basados en la misma investigación.
El diálogo se dio pocos días antes de que el gobierno estadounidense designara al Cártel de los Soles como “organización terrorista extranjera”, señalamiento que, según Washington, involucra a altos funcionarios del régimen venezolano, incluido Maduro.
El gobierno de Venezuela rechazó públicamente la acusación y negó vínculos con estructuras terroristas o criminales, calificando la medida como una ofensiva política.
La llamada, aunque inesperada, se inserta en una estrategia dual del gobierno de Trump: elevar la presión militar y sancionatoria, sin descartar por completo la vía diplomática si eso contribuye a “salvar vidas”.
Este matiz ha sido citado en declaraciones previas del propio mandatario estadounidense, según reportes de prensa internacional.
En los últimos meses, Estados Unidos reforzó su presencia en el Caribe y realizó operaciones que incluyeron bombardeos contra embarcaciones que participaban en rutas de narcotráfico, acciones que Caracas ha criticado sin que ambas partes hayan entrado en una confrontación directa de carácter abierto.
El intercambio telefónico marca un hecho simbólico relevante: la primera interlocución conocida entre un presidente estadounidense y Maduro en años, tras periodos prolongados en los que Washington se negó a establecer comunicación directa con el líder venezolano y apostó por el reconocimiento de actores opositores como interlocutores legítimos del país caribeño.
Aunque esta llamada no representa un restablecimiento formal de relaciones, sí introduce una narrativa de contacto directo que contrasta con la escalada retórica reciente.
Por ahora, el único hecho confirmado es el contacto telefónico y el contexto de presión sin acuerdos formales derivados.
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MSL
