Más de 20 sitios arqueológicos peligran por muro de Trump

Más de 20 sitios arqueológicos peligran por muro de Trump
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Una evaluación del propio gobierno de Donald Trump encontró que las retroexcavadoras que remueven la tierra para instalar el muro fronterizo podrían dañar, incluso destruir, hasta 22 sitios arqueológicos del Monumento Nacional Organ Pipe Cactus, de Arizona, en los próximos meses.

Así lo revela el informe interno del Servicio de Parques Nacionales. El reporte, publicado por The Washington Post, ayer, indica que el plan de la administración podría representar un daño irreparable a los restos no excavados de antiguos pueblos del desierto de Sonora.

Expertos identificaron estos riesgos cuando la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza busca acelerar el ritmo de la construcción para cumplir con la promesa de campaña, de Trump, de completar cerca de 800 kilómetros de barrera para tener resultados qué mostrar a sus electores el próximo año, cuando el magnate se lanzará en una batalla política para ganar otro periodo en la Casa Blanca.

La más reciente construcción del muro comenzó el mes pasado en la referida zona, una reserva de biosfera reconocida por la Unesco. El parque nacional, ubicado al suroeste de Phoenix, con más de 133 mil hectáreas silvestres, está en medio del proyecto de un tramo de cercado de 70 kilómetros, que también atraviesa el cercano Refugio Nacional de Vida Silvestre Cabeza Prieta.

En varias ocasiones, funcionarios de la administración han revelado a la prensa estadounidense, bajo anonimato,  que están bajo una “presión extraordinaria” para cumplir con los objetivos de construcción de Trump, quien pide actualizaciones semanales sobre el progreso de la obra.

Por órdenes del magnate, el Departamento de Seguridad Nacional se amparó con una ley de 2005 para renunciar a varios requisitos que podrían frenar y posiblemente detener el avance de la barrera en el tramo en Arizona, incluida la norma de Protección de Recursos Arqueológicos, la de Preservación Histórica Nacional y la de Especies en Peligro de Extinción.

Algunos sitios arqueológicos a lo largo de la frontera ya sufrieron daños a medida que los agentes de la Patrulla Fronteriza atraviesan el desierto en busca de migrantes en vehículos todo terreno, según funcionarios federales y dos expertos que hicieron investigaciones en la región consultados por el Post.

Los grupos ambientalistas mantienen una lucha sin éxito para detener la construcción del muro en áreas protegidas; pues alegan que las barreras más imponentes podrían interrumpir los corredores de migración de vida silvestre y amenazar la supervivencia de especies en peligro.

Hasta la fecha, poco se ha dicho del daño potencial a sitios arqueológicos, donde las herramientas de piedra, fragmentos de cerámica y otros artefactos precolombinos están extremadamente bien conservados en el ambiente árido.

Los pueblos que habitan en el desierto han poblado el área durante al menos 16 mil años, particularmente en el área alrededor del oasis de Quitobaquito Springs, en el parque nacional, uno de los pocos lugares donde el cachorrito Quitobaquito, en peligro de extinción, y la tortuga de barro Sonoyta aún viven de manera salvaje.

El oasis era parte de una ruta comercial prehistórica, el Old Salt Trail, donde abundaban los productos del norte de México: sal, obsidiana y conchas marinas, según el Servicio de Parques.

Manantiales y humedales desérticos circundantes están a sólo 60 metros de la frontera, donde las cuadrillas planean traer equipos pesados para remover la tierra e instalar gigantes barreras de acero.

El Dato: La valla que construye el mandatario estadounidense ya existe, para completarla, se requieren unos 2,000 kilómetros más, que supone un golpe ecológico para EU y México.

Los científicos también han expresado su preocupación de que los manantiales se sequen si las cuadrillas de construcción bombean agua subterránea del área para la base de hormigón del muro.

Al menos una docena de tribus nativas americanas reclaman una conexión con las tierras dentro del Parque Nacional Organ Pipe Cactus, especialmente cerca de Quitobaquito. Entre el grupo destaca la “Nación Tohono O’odham”, que solía habitar una gran franja del desierto de Sonora y cuya reserva está al norte de los límites del parque. Los miembros de la Nación, que revivieron la práctica de seguir el Viejo Sendero de la Sal, han protestado por la construcción en un área habitada por sus antepasados, los Hohokam.

El presidente de la “Nación Tohono O’odham”, Ned Norris Jr., afirma que su tribu se opone al muro.

“Históricamente hemos vivido en esta área desde tiempos inmemoriales. Creemos firmemente que este muro en particular profanará esta área para siempre. Lo compararía con construir un muro sobre los cementerios de tus padres. Tendría el mismo efecto”, declaró el también activista en un comunicado.

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