Hundimiento de buque insignia ruso escala fuego en Ucrania

Aunque Rusia negó que su barco insignia Moskva fuera alcanzado por un misil ucraniano, el Ministerio de Defensa del

Kremlin confirmó su hundimiento, lo que Occidente resaltó como un gran golpe contra el invasor y detonó nuevos bombardeos contra Kiev.

En el día 50 de la guerra, la mayor embarcación de la flota marítima de Vladimir Putin quedó envuelta en humo cuando avanzaba por el Mar Negro hacia Crimea, zona anexada en 2014, lo que de inmediato detonó un cruce de versiones sobre el origen del incidente.

El Comando Operativo Sur ucraniano se atribuyó el impacto de un misil Neptune contra el buque valuado en 750 millones de dólares —según cálculos de Forbes—. Sin embargo, rápidamente los rusos desmintieron esa versión.

Según el primer reporte del Kremlin, todo comenzó con un incendio en el casco de su principal crucero de misiles, el cual ha usado en cada conflicto reciente como el combate a rebeldes sirios en 2015. El fuego se extendió y ocasionó “daño significativo” que no ponía en riesgo la flotabilidad, en ruta de Odesa a Crimea, y no había comprometido sus misiles Vulka. Y aunque dijeron que controlaron las llamas, por precaución evacuaron a los 500 tripulantes para llevarlo al puerto de Sebastopol. 

Horas después el Ministerio de Defensa ruso admitió el daño por un error, pues la versión oficial apuntó a que la embarcación se hundió cuando era remolcada en medio de una tormenta, luego del daño por el fuego del que se desconocen las causas, pero que provocó la detonación de municiones a bordo del navío en aguas del mar Negro, zona en la que las fuerzas rusas se mantienen para reforzar la embestida en las costas.

Pese a esta versión, el ejército ucraniano ratificó que impactó con al menos uno de los dos misiles lanzados desde la Isla Serpientes, zona que ya se había enfrascado en disputa directa con el buque, pues en los primeros días de la guerra cuando los invasores exhortaron a deponer las armas y entregarse a militares, éstos respondieron “vete a la m…”, lo que le mereció un reconocimiento al soldado que pronunció ese mensaje frontal.

Asimismo, las tropas de Volodimir Zelenski presumieron que con este golpe se comprometió fuertemente el avance de la flota rusa en sus intentos por apoderarse de zonas portuarias, como Mariupol, en donde autoridades confirmaron que ya suman hasta 20 mil muertos y persisten los ataques.

Ante este escenario, Occidente calificó el hundimiento como un golpe moral para los de Putin. El asesor de Seguridad Nacional del gobierno de Joe Biden, Jake Sullivan, fue directo y explicó que más allá de si el daño fue ocasionado por Ucrania el derribo de la embarcación “es un gran golpe para Rusia”.

Mientras que otros sectores resaltaron la relevancia del hundimiento del principal símbolo de su flota, hecho que obligó al Kremlin a responsabilizarse del supuesto incendio en vez de reconocer una victoria para las fuerzas de Zelenski. Y señalaron que, pese a la postura rusa, lo más probable es que el daño, por su rápido alcance, fuera causado por un misil, al confiar en la versión proveniente de Kiev.

Pese a que Rusia rechazó que Ucrania estuviera detrás del hundimiento, la nación invadida puso en alerta a todo su territorio ante una posible intensificación con nuevos ataques aéreos.

Y éstos no tardaron, pues casi una hora después de activar la emergencia la nación confirmó varios bombardeos contra la capital ucraniana, de la que los ocupantes se habían retirado hace unas semanas, salida que destapó que cometieron múltiples crímenes de guerra, pues según recuentos de autoridades locales en Bucha suman 400 civiles muertos, mientras que en Járkov ya han contabilizado 503 bajas y Mariupol ya es la zona más devastada luego de que se cumpliera el presagio de la alcaldía de que duplicarían los 10 mil decesos.

La nueva escalada coincide también con la advertencia del Consejo de Seguridad ruso de extender su fuerza nuclear al rechazar nuevamente que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) integre más naciones, por las peticiones de Suecia y Finlandia, lo que abriría la puerta a que el organismo extienda su zona de operaciones hacia sus fronteras.

Y sentenció que ante la amenaza que representa este avance de Occidente no puede continuar ese estatus libre de armas nucleares en la región báltica, pues reposicionará sus fuerzas en éstas.

En medio de esta nueva escalada, Europa y Rusia cruzan posiciones en torno a la dependencia de gas de la potencia asiática, pues mientras la región contempla una prohibición o embargo, que se retrasaría por un tema electoral en uno de los gobiernos de la Unión Europea, Putin sostiene que dichas zonas están acorraladas y no tienen opción para reemplazar el suministro que actualmente conseguían de Moscú. E ironizó que a diferencia de ellos, Rusia sí tiene otros mercados para explorar, pues ya redirigió recursos energéticos a naciones asiáticas.

MAEP