En octubre pasado se realizaron elecciones

Seguidores de Jair Bolsonaro desencadenan caos en Brasil

Convocan a más movilizaciones tras arresto de líder disidente que apoya al actual gobierno; vandalismo se da tras certificación del triunfo de Lula da Silva

Un autobús incendiado evidencia los actos violentos de ayer.
Un autobús incendiado evidencia los actos violentos de ayer.Foto: AP
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Simpatizantes del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, desataron violentas protestas horas después de que el mandatario electo, Luiz Inácio Lula da Silva, recibiera la certificación del triunfo de octubre pasado.

Ese hecho avivó las diferencias entre opositores y los ultranacionalistas, con banderas del país, regresaron a las calles con actos vandálicos al prender fuego al transporte en carreteras principales y enfrentar a los policías que intentaron detenerlos, luego de sobrepasar vallas colocadas para contener las movilizaciones.

Asimismo, quienes respaldan a Bolsonaro, y hasta promovieron incluso un golpe de Estado con apoyo de las Fuerzas Armadas, denunciaron actos de persecución en su contra tras el presunto arresto de un líder indígena y promotor de las protestas, José Acácio Serere.

Tras dichas acciones convocaron a extender las protestas a sedes de gobierno, hecho por el que algunos se dieron cita en las instalaciones de la Policía en la capital, hecho que el futuro ministro de Justicia, Flavio Dino, calificó de “invasión inaceptable”.

Y ante la escalada, grupos antimotines resguardaron esas instalaciones y trataron de dispersar a los insurrectos con balas de goma y hasta granadas aturdidoras, luego de que algunos críticos prendieran fuego a vehículos en un estacionamiento cercano.

En tanto, aliados de quien asumirá el gobierno el primer día del próximo año denunciaron que algunos de los disidentes cercaron el hotel en donde se encontraba el izquierdista, poniendo en riesgo la seguridad e integridad de él y de su equipo, pues algunos críticos lanzaron consignas en su contra al considerar que su triunfo fue un fraude para evitar la reelección de Bolsonaro, pese a que el Tribunal Superior Electoral (TSE) ratificó la victoria de quien estuvo en prisión por presunta corrupción.