Exmandatario viaja hoy a Fulton

Siguen entregas, pero faltan Trump y 9 más

El abogado Rudolph Giuliani se dice contento de encarar otra lucha junto al magnate; ese proceso y la entrevista del aspirante republicano quitan los reflectores al debate de EU

El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump.Foto: Reuters
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A menos de 48 horas de que acabe el plazo de la fiscal Fani Willis, la mitad de los cómplices del expresidente Donald Trump en la trama para revertir las elecciones de 2020 ya se entregó en Fulton.

Con el tiempo a contrarreloj, los aliados que insisten en que no cometieron un delito, pese a que les imputan cargos por “extorsión criminal” como si fueran una mafia, se rindieron por segundo día consecutivo ante ese condado para su respectivo fichaje, un día antes de lo que programó el aspirante presidencial, según un mensaje en Truth Social.

De entre los que se suman a esta lista está el abogado y exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, pues aunque tuvo problemas para conseguir defensa legal local, ayer negoció su fianza al llegar a Atlanta y horas después cumplió con la orden de la fiscal Willis.

Sin embargo, el político de 79 años desafió la imputación de hasta 13 cargos en su contra al declararse orgulloso de dar otra pelea hombro con hombro con el magnate.

Pese a que una de éstas es por dar declaraciones falsas, parece repetir su conducta ilegal, pues sostuvo ante la prensa que ya espera a Trump que esta impu-tación contra su amigo es otra “farsa” y que sí existió un fraude. Incluso, advirtió a la población que lo que hoy se acusa a integrantes de la oposición mañana podría repetirse contra la ciudadanía.

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Resalta que al ser uno contra los que más cargos pesan obtuvo la segunda mayor fianza, sólo detrás de Trump, al acordar un pago de 150 mil dólares para continuar su proceso en libertad.

Su entrega y liberación fue replicada por seis más, quienes pagaron garantías de entre 50 mil y 100 mil dólares.

Un día después de los primeros dos también se presentaron en Atlanta los exabogados del magnate Kenneth Chesebro, Sidney Powell, Jenna Ellis y Ray Smith y los dirigentes republicanos David Shafer y Cathy Latham, cuyas fotografías circularon en canales de televisión y redes sociales, hecho que criticó Rudy al calificarlo de “teatro político”, pues sabe que ya se espera con ansias la fotografía de Trump fichado.

En tanto, otros hicieron mofa de la acusación, pues Shafer publicó la imagen con la leyenda “nueva foto de perfil”, lo que animó a simpatizantes a hacer sus propias fotos emulando el arresto, sector que prevé no ir a Atlanta ante el riesgo de ser monitoreados y hasta usados en contra del favorito para la nominación presidencial republicana.

En todo este proceso la fiscal Willis descartó nuevamente cualquier aplazamiento, en referencia a los intentos de Mark Meadows.

La funcionaria aseguró que la acusación no es porque el exjefe del gabinete del republicano fuera un funcionario sino porque infringió la ley al conspirar para alterar un resultado electoral y acusó a éste de cuestionar los alcances de la autoridad estatal para llevar el caso a un tribunal federal.

Y especificó que los delitos con él “no surgen de una conducta bajo el color de su cargo”, por lo que no hay razón para que el caso lo asuma otra Corte. Incluso, le recordó al exlíder del equipo presidencial que la ley prohíbe específicamente que los empleados participen en actividades ilegales en el curso de su trabajo.

Acciones que parecieron quitar los reflectores del tan esperado debate entre republicanos al igual que una entrevista que Trump pactó con el exconductor de Fox News Tucker Carlson.

Ésta se transmitió minutos antes del evento del que se ausentó y la usó para arremeter contra sus contrincantes al señalar que no tenía nada que hacer ahí. “No tiene sentido, mejor paso”, declaró al presentarse como el favorito.

Pero en cierto modo se hizo presente en el acto de Wisconsin, pues algunos rivales lo mencionaron para enfatizar que no lo apoyarán si es declarado culpable, pues dos de sus cuatro acusaciones tienen que ver con las últimas elecciones presidenciales. Incluso, coincidentemente éstos unieron para darle un golpe directo al reconocer la postura de Mike Pence, aspirante y su entonces vicepresidente, al negarse a respaldar los intentos para revertir la certificación desde el Capitolio, donde se desató la violencia.