Texas y Florida se alían contra crisis migratoria

Los gobernadores republicanos de Florida, Ron DeSantis, y Texas, Greg Abbott, unieron esfuerzos para contener la ola migratoria tras acusar que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prefiere ignorar la crisis que atenderla.

Pese a la reducción de casi la mitad de cruces ilegales desde la extinción del Título 42, según datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), la entidad fronteriza llamó a gobiernos afines a reforzar su seguridad, pues admitió que los ingresos ilegales son un desastre nacional que requiere de mayor intervención y arropo de aliados, en su postura antimigrante.

Abbott, mediante una carta, solicitó a sus homólogos prestar fuerzas para proteger Texas. Aseveró que mientras su estado encara una “avalancha fronteriza”, otras zonas están en riesgo, pues muchos extranjeros irregulares a quienes ha tachado reiteradamente de criminales podrían adentrarse en esos territorios.

De inmediato DeSantis, a quien apuntan a la candidatura presidencial del Partido Republicano, se sumó al Pacto de Asistencia para el Manejo de Emergencias (EMAC) al desplegar mil efectivos, en su mayoría de la Guardia Nacional con 800 elementos, así como 30 unidades entre aviones, drones y embarcaciones para responder a esta crisis que el texano ha usado como bandera para enfrentar al gobierno federal.

El de Texas apuntó que en la zona la migración “no se detiene”, pero no ofreció información sobre arrestos recientes.

Con estas acciones, los rivales de Biden —ambos reelegidos en noviembre pasado— redoblan su colaboración, pues hace dos años en medio de la pandemia de Covid-19 DeSantis también envió fuerzas especializadas en los límites con México, pero esta vez la ayuda es 10 veces mayor, por hasta 30 días y con la promesa de “defender la frontera sur”, según un comunicado, desafiando las fallas de la Casa Blanca ante uno de los problemas que Donald Trump intentó frenar con la aplicación del Título 42.

Y es que destaca que en días recientes ambos redoblaron sus políticas antimigratorias, el de Texas con mayores recursos humanos y tecnología para reforzar su operativo “Lone Star” contra oleadas migratorias y el de Florida —a donde arriban los ilegales vía marítima— con severas restricciones para bloquear la presencia de éstos en su territorio al negarles licencias de conducir y empleos.

Horas más tarde, DeSantis anunció una nueva estrategia en la materia al enfrentar el tráfico de personas.

Durante un evento sostuvo que, a diferencia de Biden, sí detendrá este problema, al señalar que el gobierno federal fracasó en la materia. Enfatizó que más de 70 por ciento de las víctimas de ese delito son ilegales, por lo que adelantó que la estrategia apunta a los hoteles, pues dichas instalaciones son aprovechadas por los contrabandistas.