Trump condena al racismo... pero no cede en migración

Tuvieron que morir 30 personas más en un tiroteo masivo, que ya es una constante en Estados Unidos, para que el presidente Donald Trump se parara frente a las cámaras para condenar el odio supremacista en el país, un sector que, según acusan los opositores demócratas, forma parte de la base electoral del magnate, quien aspira a quedarse otros cuatro años en la Casa Blanca, a partir de 2020.

Ayer, en su primer pronunciamiento oficial respecto al fin de semana sangriento —con los ataques en El Paso, Dayton y Chicago—, instó a republicanos y demócratas a unirse en el Congreso para aprobar un endurecimiento de los controles para comprar armas de fuego y, de paso, “quizás”, incluir una reforma migratoria.

“No podemos dejar que quienes perdieron la vida en El Paso, Texas, y Dayton, Ohio, hayan muerto en vano”, afirmó primero en Twitter. “No podemos olvidarlas, ni a todos los que vinieron antes de ellos”.

En este sentido, sugirió que los dos principales partidos en el Poder Legislativo deben unirse para prohibir que “enfermos mentales” tengan acceso a las armas; esta norma, dejo ver, debería enlazarse “con la reforma migratoria que se necesita desesperadamente. Tenemos que lograr que algo bueno, si no grande, salga de estas dos tragedias”, planteó.

El primero de los tiroteos tuvo lugar el  pasado sábado, cuando un joven de 21 años abrió fuego contra un grupo de personas en un centro comercial de El Paso y asesinó a 20. Las autoridades sospechan que actuó motivado por motivos raciales y tratan el caso como terrorismo doméstico.

Unas 13 horas después, otro joven armado, de 24 años, mató a nueve personas en el centro de Dayton, Ohio, antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad. La Policía evitó especular con los motivos de Betts, aunque ha reconocido que tenía un pasado conflictivo y había amenazado a compañeros de instituto.

Pese a que el mandatario estadounidense dejó claro que su gobierno no tolerará “al racismo”, chocó con sus opositores del Partido Demócrata al destacar que las enfermedades mentales han sido el factor  que ha motivado a tiradores solitarios que han cargado contra la vida de muchos estadounidenses y contra la comunidad inmigrante, por lo que sugirió que estas personas “enfermos mentales” sean etiquetadas para que no puedan comprar armas, que se ofrecen en el mercado estadounidense a cualquier persona.

“La enfermedad mental y el odio aprietan el gatillo. No el arma”, dijo Trump, flanqueado por el vicepresidente Mike Pence.

También aprovechó para insistir en sus ataques contra los medios de comunicación, cuyas noticias falsas “contribuyen enormemente a la ira y la rabia que ha aumentado en los últimos años”.

El presidente también pidió cambios culturales, incluida la detención de la “glorificación de la violencia en nuestra sociedad” en los videojuegos y en otros lugares.

Odio se abre paso en internet. La web, una de las principales herramientas para informarse, comunicarse y acercar a las personas en el mundo, se ha convertido en un medio potencial para difundir discursos de odio y organizar a grupos racistas, xenófobos y de intolerancia extrema.

La existencia de grupos o foros que incentivan estos mensajes ha obligado a las principales plataformas de redes sociales: Facebook, Twitter y YouTube, por mencionar las más grandes, a establecer restricciones y/o mecanismos para que los discursos de odio no tengan cabida.

La plataforma 8Chang, que recientemente fue cerrada por sus fundadores, surgió en el debate por la ola de violencia supremacista en Estados Unidos, ya que varios usuarios aprovecharon su espacio para ensalzar al atacante de El Paso, quien antes de matar a más de 20 personas, escribió: “Matar a tantos mexicanos como sea posible”. Este espacio también sirvió para hacer apología del crimen masivo cometido en Nueva Zelanda en febrero pasado, contra una comunidad musulmana.

Como 8Chang, otros 30 sitios de Internet en Estados Unidos han sido canales para difundir el odio de extremistas. Así lo reflejó el informe anual de Terrorismo Digital y Odio que realiza el Centro Simon Wiesenthal.

El reporte observa que aunque los nuevos lineamientos de las redes sociales más famosas han hecho esfuerzos en los últimos años para erradicar el racismo en Internet, estas expresiones aún se abren camino en plataformas encriptadas, que, a diferencia de Facebook, YouTube o Twitter, carecen de un control del contenido y no censuran los mensajes de odio.

Al trabajar con el Centro Wiesenthal, Facebook y Twitter se han vuelto cada vez más agresivos para identificar contenido peligroso, eliminarlo de sus plataformas y prohibir a ciertos perfiles. Juntas, las dos redes sociales han eliminado cientos de miles de publicaciones. Pero el resto del universo digital aún es permisivo y menos proactivo para filtrar mensajes de odio.

“La idea de que el odio y el terror en línea representan un peligro no es una abstracción. Hemos visto el impacto de los grupos terroristas extranjeros que usan Internet para difundir sus mensajes de odio y organizarse. Ahora hemos visto el modelo replicado en Estados Unidos con un efecto trágico”, se lee en la presentación  del informe.

Frente a los progresos, apunta el  Centro Wiesenthal, “las nuevas plataformas se están poniendo en línea con una frecuencia extrema y el Alt-Tech (una herramienta alterna en Internet que no censura contenidos de odio) las coloniza rápidamente. Ellas abarcan todo, desde perfiles personales interactivos y micro-blogging para charlar, incluso juegos de video”, en los que fanáticos “degradan a la memoria del Holocausto y celebrar símbolos nazis”.

De esta manera, dice el reporte, los gobiernos tienen el gran reto de atacar el ciberodio y el ciberracismo que, alerta, cada vez es más explícito, en detrimento de la integración, la diversidad y la tolerancia hacia el fenómeno migratorio en varias latitudes del mundo, donde gobiernos ultranacionalistas se han empeñado a pintarlos como un peligro para la seguridad.

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