Jorge Medina-Mora E.
Tras el paseíllo inicial, donde las figuras elegidas lucen sus galas y todo es alegría, ovación y esperanza, vendrá el verdadero espectáculo. Son seis los bravos años que los diestros deberán lidiar con arte, toda clase de suertes y recursos a su disposición. Cuentan con cuadrillas a modo que saldrán al quite cada vez que caigan o tengan problemas.
Tanto la plaza grande (la del país) como la chica (la de la capital) están repletas de espectadores; a ellos les brindarán las actuaciones. El respetable, con detractores y fieles seguidores, será quien juzgue cada lance para reprobarlos o aplaudirlos. Como siempre, la banda estará presta para ponerle sabor y amenizar la corrida.
Llegó la hora. Que empiece la función. ¡Y que no se les vayan vivos los toros!
Fotografía: Hablando de toros, la Plaza México, la Monumental, el coso de Insurgentes o simplemente la México es heredera de la fiesta brava que desde la conquista perdura en la capital del país.
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