Mónica Garza
Esta semana visité una notaría en la Ciudad de México cuya memoria está marcada por pasajes y personajes emblemáticos en la historia de nuestro país. El árbol genealógico de la familia de notarios que la ostenta, apareció en escena en el siglo XIX, con José Higinio Núñez y Góngora, secretario de Hacienda en la administración de Benito Juárez.
Su hijo fue el abogado Roberto Núñez y Castañares, subsecretario de Hacienda con Porfirio Díaz y quien se fue con él en el vapor alemán Ipiranga, de Veracruz hacia el exilio.
Pero Núñez y Castañares dejaría en México a su hijo Jenaro Núñez y Prida, quien años después sería un abogado defensor de los intereses de la Iglesia durante la Cristiada, y fue él quien iniciaría en su familia la profesionalización de la notaría.
Si los antepasados hablaran, los de la notaría que hoy trabaja bajo la firma Núñez y Bandera podrían platicar cómo se llevó a cabo la sucesión del acervo fotográfico de Guillermo Kahlo y parte de los bienes de Frida Kahlo.
Uno de ellos entregó de forma notariada un collar que le compró Jorge Negrete a María Félix y otros se encargaron de la sucesión testamentaria de Dolores del Río, de la reunión para el cumplimiento de los legados de David Alfaro Siqueiros y la apertura de la sucesión de Octavio Paz.
El Notario José Higinio Núñez y Bandera me recibió en su despacho, austero, sólo adornado en las paredes con los retratos antiguos de la familia que sostiene el peso de su historia.
Simpático Nuñez y Bandera me señaló que actualmente, en el tema de la sucesión testamentaria, no se trata de ver septiembre como un “Julio regalado”, y lanzó para este “mes del testamento” una inesperada advertencia.
“Antes de hacer un testamento hay que poner en orden las cuentas del banco, pues ahí el tema de los beneficiarios es hoy un asunto muy peligroso”, me dijo el notario.
La advertencia tiene su antecedente en marzo de 2009, cuando se hizo una reforma al artículo 56 de la Ley de Instituciones de Crédito, en la que el Gobierno federal sacó del testamento a las cuentas bancarias y
de inversión.
Algo de lo que pocos o nadie habla.
Esto significa que si un testador menciona propiedades y cuentas bancarias, sus herederos sólo recibirán las propiedades, pero no es seguro que así suceda con las cuentas.
De acuerdo a la ley de hoy, el banco entregará en su totalidad la cantidad contenida en una cuenta al beneficiario que esté designado en ella, sin necesidad de revisar el testamento.
Núñez y Bandera ve en este “detalle” de la ley varios riesgos.
“Cuando un banco solicita un beneficiario a alguien que recién abre una cuenta, éste pone al que tenga a la mano. Quizá nunca pensará que ese beneficiario podría ser eventualmente el heredero de todos los bienes bancarios que tenga en ese momento, y los que en el futuro llegue a reunir”.
“Es un documento privado que no guarda ninguna seguridad. Se hace sin asesoría, ante un funcionario bancario que puede cambiar de escritorio en cualquier momento, y que además puede incurrir en falsedades, como decir que: sólo se pueden poner dos beneficiarios; no se puede poner como beneficiario a un menor de edad; o no se puede dividir a los beneficiarios en porcentajes diferentes”.
Núñez y Bandera señala que se pueden dar casos en los que al momento de reclamar una cuenta bancaria por testamento, el banco puede declararla “sin beneficiarios”, o tener uno que no esté citado en el testamento.
“Al no entrar el tema de las cuentas bancarias al procedimiento sucesorio, se van por una designación de beneficiarios cuyo documento sólo conoce y guarda el banco. Se están brincando a la sociedad conyugal —si existiera— y a los herederos o legatarios”.
El notario recomienda poner en el renglón de beneficiarios del documento que extiende el banco, la leyenda: “Lo que diga mi testamento”.
Asimismo expresar en la redacción del testamento: “Revoco cualquier designación de beneficiarios que se haya hecho”.
Así que antes de correr a la notaría para aprovechar los descuentos de este “Septiembre mes del testamento”, sugiero hacer una parada estratégica en el banco de su preferencia, para blindar la posible amenaza de un beneficiario equivocado.
monica.garza@razon.mx
Twitter: @monicagarzag
