Todos aman a los ganadores

No es el estado más grande, ni el que tiene mayor población o

el que cuenta con más yacimientos de petróleo, tampoco es el más buscado por los turistas, pero los ojos de todo Estados Unidos —y de buena parte del mundo— están puestos en Iowa.

La razón es muy sencilla: a todos los políticos les gusta verse fuertes, con liderazgo, arrojo y, sobre todo, convincentes. Éste estado del medio oeste representa la primera oportunidad electoral para que Clinton, Sanders, O´Malley, Cruz, Paul, Rubio, Carson, Fiorina, Huckabee, Santorum, Bush, Trump, Christie, Kasich y Gilmore demuestren de lo que están hechos en busca de la nominación de sus partidos para contender por la presidencia.

El sistema electoral de Estados Unidos no es como la mayoría de sus películas: no es predecible ni lineal y no siempre ganan los buenos, pero no por eso es carente de emoción. La exsecretaria de Estado, los gobernadores, senadores, exgobernadores, exsenadores, la ex CEO, el exdirector de cirugía pediátrica del hospital Johns Hopkins y el magnate controversial están en Iowa con la intención de iniciar un efecto dominó que los haga lucir fuertes y exitosos ante el electorado. ¿Por qué? Porque todos aman a los ganadores.

El caucus de Iowa es el primer paso, después seguirán la elección primaria de New Hampshire el 9 de febrero y la de South Carolina, el 20 de febrero para los republicanos y el 27 del mismo mes para los demócratas; sin embargo debemos entender que el electorado norteamericano no es una capa homogénea y el proceso electoral no se agota en un solo evento. El año electoral es metódico, pausado y marcado por un auténtico espíritu federalista —lo que implica el reconocimiento de distintas regulaciones locales—, ejecutado en etapas bajo una lógica de colegio electoral, tal y como lo manda el artículo 2, sección primera, de su Constitución.

En nuestro país, que de federalista tiene cada vez menos, los ciudadanos mexicanos inscritos en el padrón electoral y que cuentan con credencial para votar con fotografía pueden votar por el candidato o candidata presidencial de su preferencia. La elección es directa, lo que implica que cada ciudadano sea igual a un voto —y como hay millones de ciudadano, hay millones de votos—. Esto no es así en Estados Unidos.

En Estados Unidos existe un voto indirecto para la elección del presidente de la República. Dicho de otra forma: en un país con más de 300 millones de habitantes, una vez que los caucus y las elecciones primarias (técnicamente no son lo mismo) se realicen en todo el país durante los próximos meses, los eventuales candidatos estarán compitiendo por obtener 270 votos. Claro: esos 270 votos no corresponden a 270 ciudadanos, corresponden al puntaje total que cada entidad federativa vale electoralmente de acuerdo con su densidad poblacional, más 3 votos del Distrito de Columbia.

A partir del caucus de Iowa los 12 candidatos republicanos y los tres candidatos demócratas se jugarán su futuro político durante varios meses, tratando de lograr la mayor cantidad de delegados a su favor para que voten en las convenciones nacionales de sus respectivos partidos a finales de julio, ya que lo que han hecho hasta ahora sólo ha sido calentar la plaza, pero a partir de hoy se comenzará a ver, en el número de delegados que obtengan, de qué cuero salen más correas.

Para el próximo presidente (¿presidenta?) de Estados Unidos, Iowa es la primera meta de una carrera de resistencia larga y difícil, la cual terminará el 8 de noviembre de 2016. Para tener una mejor idea de lo complicado que es el año electoral hay que enfatizar en que en Iowa no se realizará una elección primara (la primera sucederá en New Hampshire). En Iowa habrá caucus o reuniones vecinales en las cuales los ciudadanos que están registrados como miembros de los partidos Republicano o Demócrata se reunirán en espacios públicos a discutir, debatir y dialogar entre pares respecto a quién es la mejor candidata o candidato para competir representando a su partido en la elección presidencial de este año y así tomar la decisión de los delegados que los representarán en las convenciones nacionales —a diferencia de una auténtica elección primaria, en la cual los ciudadanos sólo emiten su voto por el delegado que los representará en las ya citadas convenciones.

Las críticas respecto los caucus son muchas y muy variadas, pero el que el año electoral comience con discusiones entre vecinos le dota de más significado a la frase We the people…

Director de la Facultad de Derecho y de la Escuela de Relaciones Internacionales Universidad Anáhuac México Sur.Twitter:@luis_e_pereda

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