Verano de 1929, Costa Brava, España, llega una singular comitiva del grupo surrealista: Magritte, Luis Buñuel y Paul Éluard con Gala su esposa a visitar al joven pintor de 25 años Salvador Dalí, atraídos por los rumores de su genialidad.
Cuando Dalí ve a Gala, una enigmática rusa de 35 años, queda impactado por su dignidad y elegancia, la considera la compañera que estaba buscando y cree que están predestinados.
Recién expulsado de la Real Academia de Bellas Artes, su padre, no ve un camino claro para Salvador, quien desde la infancia tenía trastornos de conducta: escondía sus heces fecales en la casa, en la escuela se golpeaba contra las paredes y se lanzaba escaleras abajo para llamar la atención.
A los 10 años su vecino le dio un lienzo y descubrió sus habilidades naturales, culto e interesado se autodenominó el salvador del arte de la humanidad.
Nunca había tenido novia y para conquistar a Gala se maquilla el cuerpo con una mezcla de cola de pescado y excremento de cabra, la invita a la playa, él tiene ataques de risa, la mujer lo mira fijo, le toma la mano y le dice: “pequeño, nunca más nos separaremos”, así será. Se convierte en su musa activa que es capaz contener todas sus locuras, ella organiza su vida, consigue mecenas, vende sus cuadros y se encarga de que él tenga todo lo necesario para crear.
Dalí desarrolló el método paranoico-crítico que consiste en la extracción consciente de elementos que conforman el mundo interior, el pintor lo materializa a través de la imagen doble, crea una representación que sin transformar su apariencia externa, conforma una segunda imagen, de forma que el espectador al contemplarlas pueda discernir ambas.
Freud, al ver sus cuadros comentó: “….en la pintura de los maestros antiguos la tendencia es ir a buscar el inconsciente, mientras que en los cuadros surrealistas lo que se busca es el consciente”.
En mi punto de vista la mente del pintor carece de un mecanismo de defensa que se llama represión que mantiene fuera de la consciencia los impulsos agresivos y sexuales y nos permite vivir con angustia tolerable, la falla de este mecanismo explica su comportamiento, declaraciones y fobias, él se reconocía como “paranoico” por ver lo que los demás no ven. Esta enfermedad se llama actualmente “Trastorno Delirante” y es controlada con medicamentos antipsicóticos.
Con un talento como el de Dalí la ilusión sistemática de interpretar el mundo representa “la base de su genio mágico para transformar la realidad en particular”.
Murió en 1989, descansa en el Museo de Figueras, provincia de Gerona.
Se realizó un estudio en 150. 000 personas y se publicó en la revista “Nature” en 2015, se encuentra una relación genética en enfermedades mentales como la esquizofrenia, trastorno delirante, el trastorno bipolar y la creatividad.
En sus palabras: “Sólo hay dos cosas malas que pueden pasarte en la vida, ser Pablo Picasso o no ser Salvador Dalí”.
*Médico psiquiatra y psicoterapeuta.
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