Jenni Rivera, ¿más que contar?…

Fue por el año de 1992 cuando Dolores Rivera de 23 años, salió por primera vez en su vida a un bar con un grupo de amigas en Long Beach, California.

Se había convertido en madre a los 16 años y desde entonces no supo de otra cosa que no fuera atender una casa, a unos hijos pequeños y a un marido que la maltrataba.

Pero esa noche Dolores ya no tenía marido y animada por sus amigas y varias cervezas, se subió al escenario a cantar “Nieves de Enero” del popular Chalino Sánchez, el sinaloense que nació como cantante en la cárcel a donde fue a dar por pollero, pero donde conoció a muchos de los “pesados” que luego le pagarían muy buen dinero por componerles sus narcocorridos.

Quien sabe si esa noche Dolores habrá cantado muy bonito o nada más le echó muchas ganas, el caso es que todos le aplaudieron y a ella le gustó el aplauso. Esa noche nació la cantante bragada que a partir de ahí se haría llamar Jenni Rivera.

Yo la entrevisté en 2009 cuando ya era famosa en el sur de Estados Unidos, aunque en México todavía era solo “la hermana de Lupillo Rivera”. Pero en poco tiempo las mexicanas se enamoraron de ella y de su estilo, que era como la versión pocha de Paquita la del barrio.

Jenni era “la Chacaloza”, título del narcocorrido que ella misma escribió, que la hizo tan célebre y con el que comenzó la leyenda de la Diva de la Banda, que lo mismo cantaba con el Star System de Televisa, que para las fiestas de algunos “malos”, cuentan… Esas fiestas de las que se dicen tantas cosas…

Lo cierto es que en aquella entrevista yo se lo pregunté directo y ella me respondió sin titubear:

“Claro que si grabas corridos hay gente interesada en comprarlos, muchas veces son los narcos, la hijas de, las amantes de, las esposas de…Entonces pues son clientes, son clientes que compran mi música y que cuando yo me presento en un palenque van a verme cantar”.

“He ido a fiestas particulares, no es mi responsabilidad preguntar ¿qué hacen?, ¿a qué se dedican?, ¿por qué? Yo hago lo mío y ustedes hacen lo suyo. Cada quien va a pagar por lo que cada quien haga”.

En enero de 2013, semanas después de la muerte de la cantante grupera, un diario de circulación nacional publicó parte de una investigación de la Procuraduría General de la República y de Estados Unidos con el testimonio de un testigo protegido apodado Jennifer, que aseguraba que Jenni Rivera llegó a cantar en fiestas del narcotraficante Edgar Valdez Villarreal, La Barbie.

El tal Jennifer contó que una vez el capo, luego de consumir cocaína y tachas, había humillado y pateado a la cantante, quien muy enojada le advirtió “esto me lo vas a pagar”. Y aseguró que La Barbie siempre creyó que Jenni Rivera fue quien lo denunció en venganza de lo ocurrido en aquella fiesta. Aunque lo dicho por un “testigo protegido” siempre hay que leerlo con reservas…

Rosario Murrieta, jefa de información e investigación del programa Ventaneando, entrevistada para las nuevas Historias Engarzadas de Jenni Rivera —que se transmiten este sábado por Azteca 13— narró que la noche anterior a su muerte la cantante había recibido, presuntamente por parte del cártel de los Beltrán Leyva, tres avisos de que no debía actuar en Monterrey.

El primero antes de llegar a la capital regiomontana, el segundo antes de iniciar su presentación y el tercero durante el que fue su último concierto. También se especuló en su momento que esa pudo haber sido la razón por la cual la cantante decidió que terminando su presentación inmediatamente volaría de regreso a la Ciudad de México. Lo demás es historia.

Las interrogantes alrededor de la polémica vida y trágica muerte de Jenni Rivera quizá se reavivarán ahora que su historia ha inspirado la producción de dos series de televisión, una versión autorizada por la familia Rivera y la otra no, y esa última es la que transmitirá Tv Azteca a partir del próximo lunes en horario estelar.

Y es que al fin y al cabo, como siempre pasa con este tipo de personajes de carreras meteóricas y trágicos finales, es que de la verdad a la leyenda sólo hay un paso… el de la muerte…

monica.garza@razon.mx

Twitter: @monicagarzag

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