La elección presidencial de 1929 demostró que en México un partido de Estado, bien organizado, podía llevar a la presidencia al candidato menos carismático. Lo que no había logrado Carranza con Manuel Bonillas, lo consiguió el PNR con Pascual Ortiz Rubio. La victoria de Ortiz Rubio, que ni siquiera estaba al mando de tropa, era prueba fehaciente de que la Revolución ya no avanzaba por el camino de los caudillos sino por el de las instituciones.
En su discurso de toma de posesión, Ortiz Rubio ofreció un gobierno de “reconstrucción nacional”. Ortiz Rubio sostuvo que la ideología de la Revolución se resumía en la búsqueda de la justicia y del bienestar para todos. Inspirado, el flamante presidente afirmó: “La Revolución (…) ha producido ya la suficiente transformación de los conceptos generales (…) ha formado ya bases sólidas para asentar una moral revolucionaria, una justicia revolucionaria, una política revolucionaria; en una palabra una nueva concepción de la vida mexicana…”.
Sin embargo, tanta revolución requería un reposo para afianzar sus logros. La división de la sociedad debía terminar. No más facciones en conflicto, no más clases sociales en lucha. El Estado debía ser el coordinador de todos los esfuerzos. Había que sustituir a los militares por los administradores. Sin embargo, Ortiz Rubio no fue capaz de tener control del Estado. Su presidencia se caracterizó por una permanente crisis política que empezó pocas horas después de su toma de posesión. A su salida del Palacio Nacional, recibió un balazo que le perforó la mandíbula.
José Emilio Pacheco afirmó que la bala que hirió a Ortiz Rubio mató de rebote lo que quedaba del movimiento vasconcelista. La policía detuvo y asesinó a decenas de jóvenes vasconcelistas en una de las matanzas políticas más escalofriantes de nuestra historia. Los cuerpos descuartizados fueron enterrados en Topilejo. En medio de la confusión, México rompió relaciones con la Unión Soviética y le quitó el registro al Partido Comunista.
“La crisis política estalló en 1930. Renunció en pleno el gabinete y se nombró al expresidente Portes Gil al frente del PNR. Ortiz Rubio estaba cercado. En su primer informe de gobierno hizo un llamado desesperado a la unidad nacional y a la coordinación de los tres poderes”
El expresidente Plutarco Elías Calles operaba por detrás de todos los actores del conflicto. Según narra Portes Gil, en la primera reunión de ministros, a la que acudió Calles –sin tener cartera alguna– el General sostuvo que había que detener la reforma agraria. Ante la crisis económica global desatada en 1929, la prioridad debía ser dar seguridades al capital nacional y extranjero. Pero Calles tenía varios rostros. Los enemigos del Presidente conspiraban en nombre del ex-presidente. Muy pronto se delinearon dos bandos en el congreso, los llamados rojos, cercanos a Calles y los blancos, leales a Ortiz Rubio. Los rojos se declaraban anticlericales y defensores de la reforma agraria y las luchas obreras. Los blancos, en cambio, eran más moderados.
El programa del PNR defendía el carácter nacionalista de la Revolución mexicana. La crisis económica mundial golpeaba al país. En respuesta se organizó una campaña para proteger al trabajo local y a la industria mexicana. El atuendo del charro y la china poblana fueron adoptados como “típica imagen mexicana” en las campañas oficiales. En la Navidad de 1930 hubo una campaña oficial para sustituir a los Reyes Magos y al recién llegado Santa Claus por Quetzalcóatl. En el Estadio Nacional se montó una pirámide sobre la cual un hombre disfrazado del dios prehispánico regaló juguetes para engendrar en los niños el amor a las tradiciones de nuestra raza.
“José Emilio Pacheco afirmó que la bala que hirió a Ortiz Rubio mató de rebote lo que quedaba del movimiento vasconcelista. La policía detuvo y asesinó a decenas de jóvenes vasconcelistas, en una de las matanzas políticas más escalofriantes de nuestra historia”
La crisis política estalló en 1930. Renunció en pleno el gabinete y se nombró al expresidente Portes Gil al frente del PNR. Ortiz Rubio estaba cercado. En su primer informe de gobierno, el 1 de septiembre de 1930, hizo un llamado desesperado a la unidad nacional y a la coordinación de los tres poderes, no sólo para la estabilidad del gobierno sino para realizar el programa revolucionario.
La situación resultaba insostenible. El presidente era objeto de burlas muy crueles. Aun así se mantuvo dos años más en el cargo. Ortiz Rubio renunció el 2 de septiembre de 1932. En su carta de despedida, Ortiz Rubio afirma que se va con las manos limpias de sangre. El Presidente del PNR, Manuel Pérez Treviño, acudió al Congreso y logró que el 4 de septiembre de 1932 se nombrara al Gral. Abelardo Rodríguez, hombre muy cercano a Calles, como Presidente para el resto del periodo presidencial.