Mi sangre también cura…

GENTE COMO UNO

Mónica Garza
Mónica Garza Foto: larazondemexico

Entre los muchos casos que quedaron pendientes en el muy herido Conapred —y ojalá no sólo como un renglón más en su agenda vencida—, está la historia que a continuación les cuento:

Gabriela Albo (29 años), acudió el 5 de junio pasado al Hospital General de México a realizar una donación de sangre en apoyo a un familiar enfermo de cáncer.

La midieron, la pesaron, le hicieron pruebas y fue considerada como una donadora ideal. Pero de pronto brincó un “detallito”: su orientación sexual.

En privado, al interior de un cubículo, una doctora le hizo algunas preguntas relacionadas a su estilo de vida, si consumía drogas o alcohol, los clásicos cuestionamientos de rutina, o al menos eso pensaba Gabriela hasta que la interrogaron sobre su preferencia sexual.

Gabriela señaló —con toda naturalidad— que tiene una pareja de su mismo sexo, y entonces fue cuando vino por parte de la doctora que la atendía una sugerencia inusual.

Con un volumen de voz mucho más discreto que el que usara segundos antes, le pidió a Gabriela que rectificara “esa” respuesta, para no “entorpecer” el proceso y que su sangre no fuera a ser rechazada por “promiscuidad”… Sí, la palabra que usó fue “promiscuidad”.

Resulta que por su preferencia sexual, Gabriela pasó automáticamente a ser una persona “promiscua”, de acuerdo a las consideraciones de selección para donación de sangre del centro médico en cuestión.

¿Qué se hace en un caso así?, ¿tomando en cuenta que a escasos pasos de ahí, en una cama de hospital está un ser querido que necesita de esa sangre para sobrevivir?

Sí, Gabriela decidió entonces “rectificar” y mentir.

Luego del amargo sabor que le dejó ese episodio, la joven cuya pasión es bailar, cantar y actuar, publicó un video en sus redes sociales denunciando lo sucedido, sin imaginar nunca la catarata de mensajes de solidaridad que recibiría, tantos como denuncias por la misma causa.

México sigue siendo un país homófobo, con todos los esfuerzos que se hacen por educarnos y regirnos con leyes justas a todos. Lo palpamos en hechos como éstos, que hasta hace poco pasaban prácticamente desapercibidos, con naturalidad, hasta que llegó una emergencia sanitaria a evidenciarlos.

La actriz Gabriela Albo, en un fotograma del video en el que narra cómo fue discriminada al donar sangre.
La actriz Gabriela Albo, en un fotograma del video en el que narra cómo fue discriminada al donar sangre. ı Foto: Especial

Muchas personas de la comunidad de la diversidad en todo el país han sido objeto de discriminación en hospitales públicos y privados, que obligan a pacientes a llenar formularios en los que la preferencia sexual —y privada— se encuentra en el mismo campo semántico de acciones como consumo de estupefacientes, padecimientos crónicos, o transfusiones recientes, entre otras.

“¿Ha tenido contacto con personas de preferencias sexuales diferentes?”, es una de las preguntas de un formulario. En otro formato, las palabras homosexual y bisexual se encuentran en el apartado de “prácticas de riesgo”; y “No ser drogadicto, homosexual o bisexual”, es la frase que se lee en las condiciones para donar sangre en algunos centros hospitalarios.

No son pocos los hospitales públicos y privados que operan con políticas violatorias de los Derechos Humanos, quebrantando además la Norma Oficial Mexicana NOM-253-SSA1-2012, vigente desde hace 8 años, que en ninguna de sus 112 páginas prohíbe o pone como restricción las preferencias sexuales para los donadores de sangre.

En medio de una pandemia que ha cobrado ya medio millón de vidas en el mundo y casi 30 mil en nuestro país, por lo visto hay un monstruo tan poderoso como el miedo a la muerte y es la ignorancia.

Hace apenas unos días las autoridades de Salud indicaron que la donación de sangre en el país se redujo un 77%. De acuerdo al Centro Nacional de Transfusión Sanguínea, pasamos de un promedio de 140 mil donaciones al mes durante 2019, a sólo 32 mil 855 en mayo pasado.

El Banco de Sangre del Hospital Juárez de México, que atiende a pacientes con Covid-19, tendría su capacidad reducida al 5%, que lo acerca a un desabasto que en este momento podría representar una auténtica catástrofe.

He aquí otra forma de crimen por homofobia, que es un terreno en el que México conserva su nada honroso segundo lugar a nivel mundial.

El Informe 2020 del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBT señala que en lo que va del año se han contabilizado 25 casos de crímenes de odio y 23 asesinatos en siete estados.

Así que #MiSangreTambiénCura es hoy un movimiento que impulsó Gabriela Albo desde su experiencia, recopilando testimonios como el suyo para que la Norma Oficial Mexicana sea aplicada como corresponde en todo el país, para que cualquier mexicano tenga la oportunidad y el derecho de salvar una vida.

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Javier Solórzano Zinser