ANTINOMIAS

El neofascismo en el mundo actual

Antonio Fernández *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

El fascismo se desarrolló a principios del siglo XX, cuyo máximo representante fue Benito Mussolini, quien llegó al poder en Italia, en el año de 1922; posteriormente, el fascismo se desarrolló en Alemania, con la llegada al poder de Adolfo Hitler, en 1933, cuyos regímenes se extendieron hasta España, con el arribo al poder por parte de Francisco Franco, quien fue el que permaneció el periodo más largo, desde 1939 hasta 1977, año en que murió.

El término fascismo, viene del italiano fascio, que a su vez proviene del latín fasces, que se refiere a los signos de autoridad de los magistrados romanos. Los principales rasgos que definen al fascismo son la exaltación de la raza y de la patria, a partir de ahí se convirtió en una ideología política y una forma de gobierno, tomando un carácter totalitario, antidemocrático, nacionalista y, normalmente, de extrema derecha.

Cuando parecía que la evolución de los derechos humanos, la globalización, y el imperio de los principios democráticos se imponían como un valor a seguir, resulta que por los malos gobiernos, la gran desigualdad económica, la crisis mundial derivada del Covid, el abandono de los valores nacionales, la corrupción de los políticos y el descrédito de los partidos políticos tradicionales, y el miedo que ha generado el crecimiento del movimiento LGBTQ+, todo ello ha sido aprovechado por lideres populistas que prometen todo lo contrario, como el regreso de los valores morales, la grandeza nacional, rechazo a la inmigración, promoviendo la homogeneidad cultural tradicional, es que han llegado al poder con un discurso y una política fascista.

La cuestión, ante la llegada de los neofascistas, es que vulneran y debilitan a las instituciones, no respetan el orden democrático, se adueñan del discurso mediante la manipulación de los medios de comunicación y las redes sociales, rechazan los derechos humanos y a los órganos internacionales, llámese ONU, OTAN, aislándose del orden mundial, buscan el proteccionismo económico, mediante el establecimiento de aranceles, imponiendo un autoritarismo que no permite la discusión pública, niegan toda contradicción, sin embargo, han ganado las elecciones en sus respectivos países, pero con este tipo de política, con el transcurso del tiempo les puede resultar contraproducente.

La llegada de los lideres populistas fascistas al poder, se debe en primer lugar a las fallas estructurales que se desarrollaron durante los anteriores regímenes, aprovechando las redes sociales promueven las fake news, desarrollan una discusión hacia el absurdo, donde sólo ellos tienen la verdad, y ellos son los salvadores de la patria, lo que les ha generado millones de seguidores.

El populismo puede funcionar por cierto tiempo, pues una economía que sólo privilegia a la clase alta, tarde o temprano provocará que las clases más desfavorecidas protesten contra esa política. Otro de los riesgos es que aumente la corrupción entre la clase gobernante, lo que ha sucedido en gobiernos como el de Putin, en Rusia; Orbán, en Hungría, y el caso de Bolsonaro, quien fue acusado en Brasil de beneficiar a su familia.

La llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos se suma al grupo de los gobiernos neofascistas, y toma el liderazgo, lo cual es muy grave para el mundo, pero principalmente para nuestro país, pues además de ser nuestro vecino, el 80 por ciento de nuestras exportaciones se realizan hacia los Estados Unidos, por ello habrá que manejarse con mucha prudencia e inteligencia para no ser una víctima y ser un mejor socio.