FRENTE AL VÉRTIGO

Nueva Guerra Fría

Pedro Sánchez Rodríguez *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: Imagen: La Razón de México

Luego de la caída de la Unión Soviética y el final de la Guerra Fría, Estados Unidos se consolidó como la gran potencia mundial, dando lugar a un mundo “unipolar”. Desde la década de los 90 hasta la actualidad, nuestro vecino del norte ha liderado el sistema internacional. Si bien no se ha desatado un conflicto mundial, no ha sido un proceso pacífico y ha participado en conflictos por todo el mundo, especialmente en Medio Oriente.

Durante este período, se fortalecieron las economías de Europa Occidental y Japón, emergió India como una potencia económica y China se convirtió en la segunda economía más grande del mundo. El crecimiento y la importancia geopolítica de China han sido tan significativos que muchos analistas ya consideran que el mundo avanza nuevamente hacia una configuración “bipolar” y que se están sentando las bases de una nueva Guerra Fría entre Estados Unidos y el gigante asiático.

A diferencia del conflicto con la Unión Soviética, esta nueva competencia está definida por una alta interdependencia económica. En 2024, China fue el tercer destino de las exportaciones de Estados Unidos, después de Canadá y México, y el segundo país del que más importó, solo por detrás de México. Para China, Estados Unidos es su principal mercado de exportación y el cuarto país del que más importa bienes. Esta interdependencia económica moldea profundamente la naturaleza de la rivalidad y los conflictos entre ambas potencias.

El conflicto se manifiesta en gran medida en la competencia por la relevancia geopolítica. Desde 2013, China ha impulsado un ambicioso proyecto estratégico conocido como la Iniciativa de la Franja y la Ruta o la nueva Ruta de la Seda, mediante el cual financia proyectos de infraestructura en países en desarrollo de Europa, Asia, África y América Latina. Este proyecto fortalece su posición como potencia exportadora, diversifica sus mercados y facilita el comercio global para su beneficio. Por ejemplo, China ha financiado la construcción del puerto de Chancay en Perú y ha realizado inversiones estratégicas en sectores clave de países sudamericanos como Bolivia y Brasil.

Esta estrategia contrasta con la política de Donald Trump, quien promovió un enfoque más aislacionista al amenazar con establecer barreras al comercio, iniciar una guerra arancelaria y amenazar con salir de organismos de cooperación internacional. Se ha rodeado de los principales empresarios y está decidido en hacer un nuevo empujón para que Estados Unidos dependa menos del mundo y que el mundo dependa más de Estados Unidos.

Ésta es sólo una de las facetas de esta guerra fría que se desarrolla en el ámbito comercial, tecnológico, geopolítico e incluso militar. El desarrollo de estos conflictos redefinirá esta nueva rivalidad y tendrá consecuencias importantes en el mundo que conocimos de 1990 a 2020.

Temas: