“Estaba contento porque encontré un departamento en la Colonia Roma en 10 mil pesos mensuales, cuando llegué al departamento me recibieron 5 personas, y les dije —quiénes son— y me dijeron —somos tus roomies... el baño es solamente para hacer del uno, para hacer del dos tienes que ir al Sanborns… ésta es la cocina que también es el área de lavado y en las noches duerme otro roomie—al menos vivo en la Roma… decidí acostarme en el sillón al que llamo cuarto… cuando regresé ya había otro roomie en un colchón inflado.”
Lo anterior es un video muy bien logrado del influencer Lalo Gama titulado “rentando un depa en la Ciudad de México”, una sátira sobre cómo es el acceso a la vivienda en nuestra urbe para un joven promedio, que retrata la dificultad para acceder a una vivienda adecuada. Para poner lo anterior en contexto, el precio promedio de la vivienda en nuestra ciudad es de 2.5 millones, eso sin contar que en la zona poniente llega hasta 4.5 millones en promedio, y sólo 12% de los trabajadores en México ganan más de 15 mil pesos; quienes pueden acceder a un crédito, terminan pagando 200% por el valor de su vivienda, a una tasa de interés hipotecario de 10% anual, que en muchas ocasiones termina por absorber más de la mitad de su salario al pago de estas hipotecas.
Para los jóvenes es aún peor, 40% de los jóvenes de entre 25 y 34 años viven con sus padres y sólo 4.8% de los créditos son otorgados a menores de 30 años. De quienes rentan, el 80% destinan más del 40% de su sueldo a una renta, mientras que los precios continúan subiendo, en medio de una enorme incertidumbre, ya que 46% de las viviendas rentadas no tienen contrato formal.
Los datos anteriores fueron presentados por Salomón Chertorivski, presidente del Consejo Consultivo: Pensando en México. El tema es sentido, principalmente entre las nuevas generaciones, porque está redefiniendo las oportunidades y el futuro de millones de personas, asimismo profundiza la desigualdad, generando más exclusión.
Regresando al final del video de Lalo Gama, los 5 roomies iniciales, se terminan convirtiendo en 8, pagando 10 mil pesos mensuales cada uno; ésta es la sátira a un fenómeno que se vive desde hace años, con mayor intensidad en el corredor Cuauhtémoc-Roma-Condesa, pero que viven miles de jóvenes en la zona, que de no optar por esta forma hacinada de acercarse a las zonas céntricas, muy probablemente perderían horas en interminables viajes en transporte público para llegar a las afueras de la ciudad a altas horas de la noche, y nuevamente despertarse en la madrugada, sin posibilidad de tener acceso a actividades de esparcimiento entre semana. Perderían la posibilidad de desarrollarse en comunidad.
La vivienda es base de la seguridad, la salud, la educación y la estabilidad social, y sin ese acceso, no hay justicia social. Al respecto Chertorivski nos habla de 5 puntos clave para recuperar el camino a la vivienda: 1) derecho a la vivienda y derecho a la ciudad, donde existan espacios compactos, cercanos y habitables; 2) vivienda adecuada para todas las personas, con un enfoque universal e incluyente, que no sólo esté restringido a los trabajadores formales; 3) primero las niñas, los niños y los jóvenes, con vivienda pensada para quienes comienzan su vida, no sólo para quienes pueden pagarla, con esquemas de alquiler social, financiamiento accesible, subsidios a la renta y residencias estudiantiles bien ubicadas; 4) mercado inmobiliario justo, donde el desarrollo crezca con equidad, accesibilidad y sostenibilidad, creando bancos de suelo, generando incentivos fiscales, así como regulando las plataformas de alquiler turístico, y ; 5) política para el desarrollo de la vivienda pública, movilizando viviendas deshabitadas, y construyendo un parque público de vivienda.
Habrá que estar pendientes en medio de las discusiones y reformas sobre Infonavit, ya que en efecto, frente a la crisis de habitación que viven las nuevas generaciones, se requiere un camino a la vivienda.