TEATRO DE SOMBRAS

Estados Unidos sin centavos

Guillermo Hurtado. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

En un artículo que publiqué hace algunos años en esta columna (“Sin un centavo”, La Razón, 13 de abril de 2019), me lamentaba de que en México no tuviéramos una moneda de un centavo. Quienes nacimos antes de 1974 –año en que desapareció la moneda de esa denominación– todavía nos acordamos de los centavitos que guardábamos en lo más profundo de los bolsillos. Hoy en día, los jóvenes ni siquiera se imaginan que pudiera existir una moneda de a centavo.

¿Para qué querríamos esa moneda? La razón es sencilla, si queremos pagar en efectivo un producto que vale, por ejemplo, 99.99 pesos, estamos obligados a pagar 100 pesos. Eso significa que, por el redondeo, debemos pagar un centavo de más. Frente a esta queja hay dos respuestas. La primera es que un centavo es muy poco, casi nada, y que, por lo mismo nadie se volverá más pobre por pagar un centavo de más. La segunda respuesta es que, si el pago no se hace en efectivo, sino por medio de una transferencia electrónica o una tarjeta de crédito, sí es posible pagar 99.99 y ni un centavo más. Mi contrarréplica a la primera respuesta es que el problema con el redondeo de un centavo no es sólo económico sino, por decirlo de alguna manera, moral. Hay una injusticia, por diminuta que sea, en verse obligado a pagar de más. Mi contrarréplica a la segunda respuesta es que no es económicamente correcto estar obligados a pagar de manera electrónica para pagar con exactitud. Dicho de otra manera, el sistema monetario debe permitirnos pagar con efectivo cualquier cantidad, de otra manera, no cumple de manera exacta con su objetivo.

Las monedas de un centavo en los Estados Unidos, los famosos pennies eran el ejemplo que yo siempre ofrecía en mi alegato. Sin embargo, todo parece indicar que muy pronto también desaparecerán siguiendo una tendencia mundial. Donald Trump ha hecho la propuesta de acabar para siempre con su producción. El argumento de Trump, suscrito por muchos de sus compatriotas, es que la producción de pennies es económicamente inviable. Cada una de las monedas le cuesta al estado 3.69 centavos de dólar. El año pasado el gobierno acuñó 3 mil millones de pennies, una cantidad asombrosa. Se calcula que hay alrededor de 250 mil millones de pennies todavía en circulación, lo que equivale a que hay unos 700 por cada uno de los habitantes del país del norte. Yo debo tener por ahí guardados unos veinte de ellos, por lo menos.

En Estados Unidos hay una frase muy común que reza A penny for your thoughts y que en español quiere decir algo así como “te doy un centavo para que me digas en qué estás pensando”. Cuando no haya centavos en los Estados Unidos, esa frase carecerá de sentido.

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