La presidenta Claudia Sheinbaum perfiló un discurso, el del domingo pasado en el Zócalo de la Ciudad de México, con un objetivo contundente: que el mundo y el presidente Donald Trump tuvieran claro que México es un país aliado, pero que por ningún motivo permitirá que nadie pase por encima de su soberanía e independencia. ¿Lo logró?
En Palacio Nacional me comentan que si bien se apoyó en sus principales negociadores ante Estados Unidos —Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente— la Presidenta de México imprimió su sello personal al mensaje y, más allá de lo que reportaron los periódicos en sus ediciones de ayer en torno a los amagos de Trump sobre aranceles, el discurso tiene un valor histórico.
Podemos estar o no de acuerdo, pero el mensaje de la Presidenta es una joya de comunicación política por los ingredientes utilizados, en que cada línea fue extremadamente cuidada y que refleja a una izquierda mexicana moderna y progresista, que si bien no olvida las afrentas del pasado, reconoce los acuerdos con su acérrimo antagonista ideológico y está lista para seguir.
Fue un mensaje sólido de Sheinbaum a un animal político como lo es Trump, quien durante el arranque de su mandato ha lanzado amagos para imponer aranceles a los productos mexicanos que ingresen a su país, pero en al menos dos ocasiones ha mostrado pleno respeto por la Jefa del Estado Mexicano.
Vimos a una mujer, vestida de morado, liderando a miles en la plaza pública más importante del país, hubo presencia de gobernadores de todas las fuerzas políticas —igual panistas, priistas que morenistas—; la Presidenta dejó claro que quien manda es ella pues tras el gazapo del hijo de AMLO, la líder de su partido, Monreal y Adán, que no se dieron cuenta de su llegada a la plaza, después rogaron en redes sociales que los disculpara, pff.
Como antes, se escucharon los silbatos de los ferrocarrileros, hubo presencia de sindicatos y de organizaciones sociales, de acarreados, pero algo cambió y, no como antes, estuvieron ahí líderes históricos de la izquierda mexicana para plantar cara al país más poderoso del mundo ante cualquier orden que diera la Presidenta cobijada por más de 350 mil personas.
Pero ¿y el mensaje?, el mensaje fue una joya de comunicación política, insisto. Aludió al corazón político y social de México, reivindicó su decisión de no propiciar “un divorcio” entre pueblo y gobierno”, llamó a la unidad nacional ante la adversidad, fustigo al neoliberalismo, destacó el “humanismo mexicano” y que en momento de crisis y tensión con Estados Unidos prevaleció el diálogo y el respeto.
Aquí algunas frases clave:
—México es un gran país con un pueblo digno y valeroso.
—Somos naciones en igualdad de circunstancias, no somos más, pero tampoco somos menos.
—Siempre pondremos por encima de todo: el respeto a nuestro amado pueblo y a nuestra bendita nación.
—Siempre hay que agradecer la voluntad de diálogo con México del presidente de los Estados Unidos.
—Nosotros no somos extremistas, pero tenemos muy claro que hay principios irrenunciables.
—No podemos ceder en nuestra soberanía, ni puede resultar afectado nuestro pueblo por decisiones que tomen gobiernos o hegemonías extranjeras.
—Tenemos plan y estrategia.
—No (tengo miedo), porque hay un pueblo entero que nos respalda, porque no hay divorcio entre pueblo y gobierno. Siempre estaremos juntos.
—La historia común de nuestros países está marcada por numerosos episodios de hostilidad, pero también por numerosos episodios de cooperación y entendimiento.
—No olvidamos las invasiones de 1846 y de 1914, y el “zarpazo” que le dieron a la mitad de nuestro territorio en 1847. Pero quiero resaltar hoy los buenos ejemplos de respeto a nuestras soberanías y de colaboración y apoyo.
En su mensaje, la Presidenta de la República destacó la cooperación histórica entre ambos países, empezó por la relación Juarez-Lincoln y el desconocimiento de EU al Segundo Imperio, y luego el desconocimiento del usurpador Victoriano Huerta en 1913, el apoyo de Roosevelt al general Cárdenas, que México peleó al lado de EU en la Segunda Guerra Mundial y lo apoyo con braceros para la producción de alimentos y materias primas durante esa conflagración.
Fue al desarrollo de cadenas de valor comercial entre ambos países y la consolidación primero del TLCAN y luego del T.MEC con López Obrador y el propio Trump, y le habló a los estadounidenses: “decirle al pueblo estadounidense que no tenemos ni tendremos intención alguna de perjudicarlo”.
Insisto, este discurso es una joya de comunicación política. ¿Le alcanzará ante Trump?
RADAR
¿HUYÓ LA ABOGADA? Qué cosas hay en la viña del señor en donde todo puede cambiar de un día para otro. Nos comentan que la decisión que a finales de 2024 tomó la abogada y activista Katiria Suárez —de dejar a sus antiguas defendidas en el mar de la incertidumbre legal en los diversos casos de divorcios que encabezaba, al trasladarse a vivir al extranjero— parece haberle costado el repudio de sus clientas.
Su salida del país, nos hacen ver, sería causada en parte por demandas interpuestas en su contra por haber diseñado un presunto modus operandi en los tribunales para obtener canonjías exhorbitantes de exmaridos en procesos de divorcio. La flor de la gratitud a quienes le dieron trabajo no se da en maceta, dicen sus ahora criticas. Se le viene la noche encima a la abogada, me comentan.