El Gobierno de México ha emprendido acciones importantes para sanear los ríos de nuestro país. El nivel de la crisis amerita que todos los sectores de la población nos coordinemos para dejar de ser parte del problema y configurar juntos una solución.
La descarga de contaminantes a los cuerpos de agua atenta contra los ecosistemas y contra la vida misma. Únicamente el 2.5 por ciento del volumen de agua del planeta es dulce; sin embargo, mucha de ella presenta niveles de contaminación importantes; diversas fuentes coinciden en que más del 70 por ciento de los ríos de nuestro país está contaminado.
Recuperar la salud de nuestros ríos sólo será posible si logramos sanear las descargas. Desafortunadamente, en muchos casos, los ríos de México se han convertido en drenaje de nuestras comunidades, lo que contamina sus aguas. La dispersión poblacional, la falta de planeación, la debilidad de la infraestructura, y la baja eficiencia del saneamiento han provocado una enorme cantidad de descargas de aguas residuales al terreno y a los cuerpos de agua sin la calidad apropiada.
La acción humana es extraordinaria, y puede jugar en favor o en contra. En aquellos ejemplos en sentido positivo, tenemos extraordinarios casos en los que se han conjuntado los elementos necesarios para lograr el saneamiento de cuerpos de agua: 1. El Sena: por siglos representó un receptor de descargas, lo que lo deterioró de manera importante. En 1960 comenzó un proceso de inversión en plantas de tratamiento que pudieran limpiar sus aguas; la combinación de elementos como el endurecimiento de la ley, la inversión en infraestructura y el saneamiento de las descargas, permitió la recuperación de este río. 2. El Támesis: con más de 350 kilómetros de longitud y contaminado desde el año 1600, emprendió en 1960 un proceso agresivo de recuperación que ha permitido su limpieza.
Este 22 de marzo se conmemoró el Día Mundial del Agua, y dentro de ese marco, la Presidenta de México anunció una serie de acciones en pro del agua y de los ríos en el país; entre ellas, se inauguró la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales del Estado de Tlaxcala, misma que representó el inicio de un conjunto de estrategias que buscarán el saneamiento y recuperación del río Atoyac.
Lo anunciado no es menor. El Atoyac se convierte en el Balsas para después desembocar en el Pacífico, considerándose uno de los ríos más contaminados de nuestro país, por alimentarse de las descargas de miles de empresas y comunidades que se ubican en la cuenca.
Junto con la recuperación del Atoyac, la Presidenta de México intenta recuperar también el Lerma y el Tula. El éxito de estos procesos se centrará en todos aquellos esfuerzos para evitar que los contaminantes lleguen al río, y que los que hoy contiene, se logren eliminar.
Ejemplos de éxito abundan. Lograr el objetivo es posible, siempre y cuando, se cuente con la inversión necesaria y la conciencia de todos los actores involucrados para lograr una verdadera y exitosa cruzada por nuestros ríos.
