El fin de la economía es el bienestar, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios disponibles para satisfacer necesidades, la mayoría de los cuales deben comprarse, para lo cual debe pagarse un precio, para lo cual debe generarse ingreso, para lo cual debe trabajarse, para lo cual deben crearse puestos de trabajo, para lo cual se requieren más inversiones directas. Inversiones directas = puestos de trabajo = ingresos = compras de satisfactores = consumo = satisfacción de necesidades = bienestar. No hay atajo.
Dos de las condiciones que tienen que cumplirse para lograr el mayor bienestar posible son trabajo bien remunerado (que el ingreso alcance, por lo menos, para satisfacer correctamente las necesidades básicas, aquellas que, de quedar insatisfechas, atentan contra la vida, la salud y la dignidad de las personas), y deflación (que con la misma cantidad de dinero, al paso del tiempo, pueda comprarse una mayor cantidad de los mismos bienes y servicios, deflación que para muchos economistas es tabú, sin distinguir, ¡grave error!, en función de sus causas la buena de la mala. Véase: https://www.razon.com.mx/opinion/2024/07/12/deflacion-la-buena-y-la-mala/.
¿Cómo andamos en materia de trabajo bien remunerado? Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del Inegi, con datos a febrero, el 75.3% de la población ocupada ganó hasta tres salarios mínimos ($836.40 diarios), lo cual no debe calificarse como trabajo bien remunerado. Según la misma encuesta, en febrero el 34.8% de la población ocupada estaba en condiciones críticas de ocupación: o trabajando menos de 35 horas semanales, o trabajando más de 35 con ingreso inferior al salario mínimo, o trabajado más de 48 con ingreso de hasta dos salarios mínimos.

Ahora sí, a transparentar concesiones
Y en materia de deflación, ¿cómo estamos? Según datos del Inegi, en marzo la inflación anual fue 3.88% y la inflación acumulada al primer trimestre del año fue 0.88%. Pero lo más grave, mientras el Banco de México tenga una meta puntual de inflación del 3%, más menos un punto porcentual de margen de error, por lo que la mínima inflación aceptable es 2% y la máxima 4%, en México habrá inflación, con el agravante de que el banco central no ha sido capaz de mantener la inflación por debajo del 4%. En lo que va del siglo la inflación promedio anual es 4.32% (1.32 puntos porcentuales por arriba de la meta puntual, el 44.0%). La acumulada es 188.1%.
Dado que la mayoría de los bienes y servicios que consumimos debemos comprarlos (excepciones: el aire que respiramos y la luz solar que nos ilumina), la compra de los mismos es un buen indicador del bienestar de la personas que, como lo escribí en el primer párrafo, depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que disponen para satisfacer sus necesidades. ¿Cómo andamos en México en dicha materia?
En términos anuales, en enero, último mes para el que tenemos información, la compra de bienes y servicios en el país, excluyendo la adquisición de bienes inmuebles y objetos lujosos, decreció 0.9%. Un año antes, en enero de 2024, creció 3.0%.
En términos mensuales, en enero, la compra de bienes y servicios decreció 0.3%. Un año antes, en enero de 2024, decreció 0.4%.
En términos anuales y mensuales, en enero, las compras decrecieron. ¿Qué pudo haber pasado en febrero y marzo?
Continuará.

