Si hacemos el ejercicio de pensar en figuras exitosas en el ámbito STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), seguramente se nos viene a la mente una lista de personas que, en su mayoría, son hombres. Pensar en mujeres exitosas no es imposible, porque cada día son más y más, pero la falta de visibilización respecto a mujeres en este ámbito predominantemente masculino, lo hace sumamente difícil.
Es por lo que, en 2010, la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que es un organismo especializado de la ONU, promulgó el 22 de abril como Día Internacional de las Niñas y Adolescentes en Tecnologías de la Información y la Comunicación justo para promover que muchas más mujeres orienten sus estudios profesionales en estos campos tecnológicos que regularmente tienen mayor presencia masculina.
A pesar de los avances en esta brecha de desigualdad, de acuerdo con ONU Mujeres, se estima que para 2050, el 75 por ciento de la oferta laboral esté relacionada con áreas STEM y, actualmente, en América Latina y el Caribe, la matriculación de mujeres en estas áreas ronda del 22 al 28 por ciento, dependiendo de cada carrera, que es un porcentaje muy bajo en comparación al masculino. Esta escasa representación encuentra sus bases en varios aspectos. En primer lugar, la falta de acceso, debido a que las mujeres cuentan con un menor acceso a Internet y otras tecnologías, esto se agrava más en comunidades rurales o desfavorecidas y mujeres con discapacidad. Sobre esto, según la UIT, en 2020, sólo 48% de las mujeres en los países en desarrollo utilizaban Internet, en comparación con 58% de los hombres.
Otra de las razones que generan este bajo porcentaje en la representación de mujeres en carreras STEM son los estereotipos: las niñas y las mujeres pueden llegar a ser disuadidas de participar en campos relacionados con las TIC debido a cómo son educadas desde niñas, qué gustos se les enseña a seguir, e incluso los juegos tienen mucho que ver con lo que pueden llegar a aspirar de grandes. Nada más pensemos en los juguetes que les regalamos a niñas o las áreas en las que les enseñamos que deben ser buenas desde muy pequeñas y la diferenciación que hacemos cuando hablamos de “cosas de niñas” y “cosas de niños”,
Por último, también debemos hacer una reflexión en torno a la falta de visibilidad. Muchas veces se habla de hombres exitosos en la tecnología, pero debemos visibilizar también a las mujeres para que las niñas conozcan y se inspiren de ellas. Promover referentes femeninos en ciencia y tecnología no sólo inspira a las nuevas generaciones, sino que también contribuye a construir un futuro más equitativo, diverso e inclusivo para todos y todas.
Defensora de derechos humanos, especialista en trato igualitario y no discriminación, docente de la UnADEM
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