Enrique Peña Nieto cumplirá 59 años en dos semanas, a la distancia, rodeado sólo por su círculo más íntimo. Fuentes del más alto nivel me comentaron ayer que el expresidente de la República, el último emergido del PRI, se mantendrá en un “prudente silencio” en respeto al ejercicio de la presidenta Claudia Sheinbaum y de Andrés Manuel López Obrador.
A finales de agosto de 2018 —en la recta final de su mandato— pude hablar con Peña Nieto en Palacio Nacional. Le pregunté en una entrevista periodística —y luego fuera de grabadora, en privado— si había pactado con el entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador y fue muy claro: “No”.
Pero sí hubo una decisión, al menos de Peña Nieto: respetar la dinámica política y el resultado de la elección presidencial. Esa decisión no le gustó a muchos gobernadores priistas y panistas, tampoco a decenas de empresarios que habían caminado con la administración peñista, incluso no gustó a medios de comunicación y lo acusaron de no cumplir acuerdos y lo dejaron solo.

Otra raya de impunidad más al Cuau
Pero la decisión de Peña Nieto se mantuvo firme y no descarriló la elección presidencial en favor de un candidato, respetó a López Obrador, confió en la madurez democrática del país y que las instituciones eran lo suficientemente sólidas para evitar cualquier intento que llevará al país a un retroceso; ¿ingenuidad?
Peña apareció hace unos días criticando la destrucción del proyecto emblema de su administración: el Nuevo Aeropuerto Internacional de México. De inmediato tres medios mexicanos, los más poderosos periódicos, replicaron un reportaje del rotativo israelí The Marker y deslizaron supuestos sobornos al expresidente por 25 millones de dólares.
Ayer, en una entrevista con Ciro Gómez Leyva en su programa de Radio Fórmula, el expresidente Peña reprochó que los medios mexicanos tardaran tanto en recoger su desmentido a la información publicada; pero como animal político que es lanzó un mensaje desde su autoexilio en España:
“Llevo en mi corazón a México tatuado, es mi Patria, es mi corazón, lo amo entrañablemente; la razón de que yo haya optado por estar fuera de México en los últimos años fue por, primero, mantener un respeto por la administración que me sucedió, mantenerme completamente ajeno a su actuar político y a la actual administración también lo he decidido y me mantendré haciéndolo con la actual administración.
“He optado por mantenerme en la prudente distancia, el prudente silencio. No por ello dejo de opinar cuando se me ha invitado a opinar sobre lo que en mi momento me correspondió hacer en mi gestión, he accedido a hacer algunas participaciones. Podré estar o no de acuerdo con lo que haga este gobierno o el anterior gobierno, pero soy muy respetuoso de su tiempo y de su momento y de las decisiones que les toca asumir en este momento”.
De acuerdo con las fuentes consultadas, el Presidente Peña Nieto se mantiene tranquilo, decidido a quedarse lejos de México, pero ya no a permitir que lo involucren en intrigas ni a convertirlo en un distractor ante temas de coyuntura que merezcan una atención especial de la población y, claro, de la clase política.
La decisión de Peña Nieto de no descarrilar el proceso de transición democrática que vive México se mantuvo firme en su momento y se mantiene firme hoy... El mensaje está dado pues.
RADAR
— Presidente, si usted pudiera hacerle una recomendación al Presidente López Obrador cuál sería, le pregunté en aquel agosto.
—Cumplir con la Constitución…, respondió.
Lo sigue pensando.

