LAS CLAVES

La Memoria

Carlos Olivares Baró. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Olivares Baró. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

“La memoria es literatura o no es”, afirma Agustín Fernández Mallo en Madre de corazón atómico. La remembranza es siempre una invención. No sé distinguir entre lo que recuerdo y lo que imagino que recuerdo. La primera vez que vi el mar ha quedado impregnada en el cuajo de mis ojos: ese primer vaivén de la espuma de las olas en mis pies es una imagen oscilante que va tiñéndose de diferentes colores en diálogo con el transcurrir. No he vuelto a advertir un mar como el de aquel mediodía. Le pregunté a mi abuelo: ¿dónde está el horizonte? Allá en el límite del deseo de tu mirada: respondió.

El atisbo de mis ojos apresó el vuelo de una gaviota sobre un surco de lejanía insomne. Ahora especulo sobre ese primer contacto con el mar: trazo sobre la evocación aquel encuentro con el hervor. Memoria: “Recuerdo que se hace o aviso que se da de algo pasado” (DRAE). ¿Reminiscencia, recordatorio, rememoración, cita? ¿Indicación de un suceso que ya pasó y habita el pasado? Pero, es que aquel mar mío está ahora conmigo pegando hebras: nunca ha sido un índice pretérito. Veo claramente a mi abuelo que me toma de la mano y me empuja a la marea. “Sin miedo, acaricia la bondad del agua, sumérgete, estoy contigo”, me dice.

“La memoria es la facultad mental mediante la cual se codifican, almacenan y recuperan datos o información cuando se necesitan. Consiste en retener información a lo largo del tiempo con el fin de influir en acciones futuras. Si no se pudieran recordar los eventos pasados, sería imposible desarrollar el lenguaje”: vaga mención. ¿Fichas, estos temblores que sobreviven en mí de ese encuentro con el mar en mi infancia? No, son gestos exaltados que hoy afloran y abrigan el “es cansado” que soy (Quevedo). Sí, la memoria es una excitación.

Recurro a Borges: “Everness”, me detengo en el verso: “Sólo una cosa no hay. Es el olvido”. El poeta argentino sanciona que “todo lo que ha sido será y está siendo ahora”: está contenido en la memoria perpetua. Dejamos de lado una cifra: pero, imposible olvidar lo que ha sido. El autor de Ficciones nos dice: “la memoria es una extensa trama de sentidos entretejidos; incluso, aquello que creemos olvidado forma parte de ese lienzo universal”. Todo persevera de manera insoslayable en la memoria. Permanece en mí el ardor del sol, persiste la insolencia jovial de aquel mediodía en que mi abuelo me llevó a conocer el mar de Caimanera.

La idea del Ser inmutable de Parménides lleva a cuestionar la noción de pasado: ¿qué representa retener algo que ya pasó? Sí, la memoria refiere eventos del pasado; pero, no es una reseña absoluta de lo que sucedió, sino más bien una quimera enlazada con resonancias de lo acaecido. Reviso Voces de Porchia: “Duras en mí, cuando eres como es la duda de mí. Y tal vez el durar es duda”. Permanece, persiste el recuerdo de lo que fuimos como una perplejidad. Nada es del pasado: todo lo reconstruimos en la presencia. “La memoria no es lo que recordamos, sino lo que nos recuerda. La memoria es un presente que nunca acaba de pasar”: Octavio Paz.

Madre de corazón atómico
Madre de corazón atómico ı Foto: Especial

Madre de corazón atómico

Autor: Agustín Fernández Mallo

Género: Novela

Editorial: Seix Barral, 2025

Temas: