Menuda tarea ha sumado a sus quehaceres la Presidenta Sheinbaum, defender, desde sus mañaneras, a algunos personajes del movimiento de la 4T, incluso cuando éstos regatean su apoyo a algunas iniciativas prioritarias para la mandataria.
El senador Adán Augusto López desapareció de la escena mediática al hacerse pública la ficha judicial de Hernán Bermúdez Requena, secretario de Seguridad en Tabasco cuando el exsecretario de Gobernación gobernó el terruño de Andrés Manuel López Obrador.
Bermúdez, de fama tropical como Comandante “H”, ahora es un prófugo de la justicia. Se presume que el encargado de la seguridad era un jefe criminal, líder de La Barredora, grupo delincuencial temido en el edén tabasqueño.
Cuando el senador López Hernández designó al policía en lo más alto de la estructura de seguridad pública, reconoció la dilatada trayectoria burocrática de Bermúdez Requena, quien escaló posiciones y acumuló poder desde las administraciones priistas de Manuel Gurría hasta Manuel Andrade.
Bermúdez fue director de seguridad de aquellos regímenes priistas. De aquellos lodos tricolores, viene la polvareda guinda.
El vacío de la escena pública del senador Adán Augusto, la Presidenta intenta llenarlo desde Palacio Nacional. Dejó claro que cada quien deberá responder, pero de la inevitable responsabilidad política, nada se dijo.
La cuna de la honestidad valiente es testigo de lo que los tabasqueños sabían hace años. La presunta cooptación de a quien ahora llaman su “García Luna” primero como franquicia del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y en tiempos recientes, como su competencia. Por eso su cabeza tenía precio.
Si en el Congreso hay quien ha fallado a la Presidenta en su iniciativa en contra del nepotismo en cargos públicos y de elección, aún así Claudia Sheinbaum asumió el control de daños a través de su narrativa mañanera.
Similar misión aceptó para evitar el descarrilamiento del Tren Maya. La inversión pública a fondo perdido que AMLO impuso y al cual nadie atina a encontrarle una mayor rentabilidad social o económica, resulta ser, a decir de la Presidenta Sheinbaum, un proyecto bien planeado.
Algo así como un naufragio anticipado, pero al final de cuentas “su” naufragio, esa apropiación del golpe al erario, por venir de la buena intención y la rectitud como patente de corso, parece o se intenta al menos, legitimar.
Habrá que esperar a que lleguen los trenes de carga y otros más de pasajeros que están en proceso de fabricación y entrega. Un cronograma sin pies ni cabeza que debemos digerir porque así mero se concibió.
Y desde la misma región, la campechana justicia 4T censura la crítica del medio, Tribuna de Campeche y del periodista Jorge Luis González, por incitar odio en razón de género en perjuicio de la gobernadora Layda Sansores. ¡Achú!