Con el Chocolate y el Café del Bienestar tenemos al gobierno metido, literalmente, hasta la cocina. ¿Forma parte de las legítimas tareas del gobierno producir y ofrecer café y chocolates?
La principal tarea del gobierno es prohibir que se violen derechos, y, si la prohibición fracasa, impartir justicia en sus dos vertientes: (i) castigar a quien viole derechos (al asesino, que viola el derecho a la vida; al secuestrador, que viola el derecho a la libertad; al ladrón, que viola el derecho a la propiedad); (ii) obligarlo a reparar (hasta donde sea posible), el daño causado.
La manera correcta de financiar esa tarea es cobrando un impuesto único (ni uno más), universal (sin excepción ni de objeto, ni de sujeto, ni de conducta gravable), homogéneo (la misma tasa en todos los casos), no expoliatorio (para financiar solamente las legítimas tareas del gobierno), a la compra de bienes y servicios para el consumo final (no a la compra de factores de la producción, no al ingreso, no al patrimonio).
Aceptando que la principal tarea del gobierno es prohibir que se violen derechos e impartir justicia, podemos preguntarnos, dado que principal no es sinónimo de única, si el gobierno debe, además, producir bienes y servicios, y ofrecerlos, a cambio del pago de un precio, en el mercado. Además de su principal tarea, ¿debe realizar esta otra, que no es gubernamental, sino empresarial?
¿Cuál es el primer inconveniente de que el gobierno ejerza una tarea empresarial? Que las empresas gubernamentales no tienen dueño, no existe un empresario como tal, que opere con sus activos y que tenga como fin maximizar utilidades. Las empresas del gobierno tienen administradores, burócratas de altos vuelos, pero no dueños, lo cual no genera los incentivos adecuados para que las mismas sean administradas con criterios de productividad (reducción de costos de producción), y competitividad (menores precios y/o mayor calidad y/o mejor servicio).
¿Cuál es el segundo inconveniente de que el gobierno ejerza una tarea empresarial? Que sus empresas, de no ser rentables, tienen respaldo garantizado vía subsidio, dinero que, de una u otra manera, sale del bolsillo de los contribuyentes, que para eso estamos: para que el gobierno nos obligue a pagar por todo lo que se le ocurra.
Con el Chocolate y el Café del Bienestar tenemos al gobierno, textualmente, metido hasta la cocina, realizando una tarea que nada tiene que ver con su principal encomienda: prohibir que se violen derechos e impartir justicia, encomienda en la que nos queda a deber, al grado de poder calificarlo como un gobierno fallido.
Producir y ofrecer café y chocolate no es la tarea principal del gobierno, a la que no puede renunciar sin dejar de serlo. No es su tarea principal, pero, siendo secundaria, ¿es una de sus legítimas tareas, entendiendo por ello una que le corresponde por naturaleza? No, de entrada, por los dos inconvenientes señalados en los dos párrafos anteriores: (i) las empresas del gobierno tienen administradores no dueños, lo cual incentiva manejos poco eficientes; (ii) la posibilidad del subsidio genera incentivos perversos, contrarios a la productividad y la competitividad.
El Chocolate y el Café del Bienestar, por lo menos, ¿serán rentables?
