Con la imposición de aranceles de parte del gobierno estadounidense, ¿llegará a su fin el libre comercio? No, porque no tenemos libre comercio.
Hay libre comercio en los países en los cuales los consumidores, sin ninguna restricción gubernamental (prohibición de importaciones, aranceles, cuotas de importación), comprando o dejando de comprar, determinan la composición y el monto de las importaciones, lo cual es éticamente justo y económicamente eficaz, propio de la economía de mercado en el sentido institucional del término (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/2021/04/15/mercado-economia-de-mercado/).
Los aranceles no significarán el fin del libre comercio, pero sí el inicio de una nueva etapa de mayores restricciones gubernamentales al comercio de los estadounidenses con el resto del mundo, lo cual puede dar como resultado una contracción de dicho comercio, en perjuicio de los importadores y consumidores estadounidenses, y de los productores y exportadores que los proveen, algo éticamente injusto y económicamente ineficaz, dos razones más que suficientes para no imponerlos, dos razones más que suficientes para prohibirlos constitucionalmente, como debería prohibirse todo lo que restringe el comercio, tanto intranacional (entre personas de la misma nacionalidad), como internacional (entre personas de distinta nacionalidad).
Acuerdo para levantar bloqueos
Supongamos que produces el bien X y que, primera posibilidad, lo puedes ofrecer solamente entre las personas (compradores potenciales), que viven en tu alcaldía (pocos compradores potenciales). Supongamos, segunda posibilidad, que puedes ofrecerlo en todo el mundo (muchos más compradores potenciales). ¿Cuál de las dos posibilidades beneficia a un mayor número de consumidores? La segunda, que implica la multiplicación de los compradores potenciales en comparación con la primera. ¿Cuál de las dos posibilidades te beneficia más a ti, como oferente del bien X, como generador de ingresos por su venta? La segunda, que implica la multiplicación de compradores potenciales, de ventas potenciales, y de ingresos potenciales, en comparación con la primera. ¿Qué es lo que conviene a consumidores y productores? La máxima expansión posible de los mercados.
Los aranceles contraen los mercados, perjudicando a los consumidores, muchos de los cuales, dependiendo del porcentaje del arancel y de cuánto más estén dispuestos a pagar por el producto importado, podrían dejar de comprarlo, y también a los productores que exportan al país cuyo gobierno impuso el arancel, cuyos consumidores podrían demandar una menor cantidad del producto importado, lo cual se traduce, ceteris paribus, en menos producto exportado, en menos producción nacional, en menor crecimiento de la economía, que se mide por el comportamiento de la producción.
Ni el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (1947 – 1994), ni la Organización Mundial de Comercio (1994 a la fecha), ni los tratados de libre comercio, dieron como resultado el verdadero libre comercio, sino un comercio internacional menos restringido por los gobiernos, pero restringido, restricciones que, con los aranceles, se multiplicarán, algo éticamente injusto y económicamente ineficaz.
