STRICTO SENSU

Bukele, el neocaudillo

Mauricio Ibarra.  *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Ibarra. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

El jueves pasado, el partido Nuevas Ideas, liderado por Nayib Bukele, propuso una reforma a los artículos 75, 80, 152 y 154 de la Constitución salvadoreña. El objetivo declarado de las modificaciones consistía en “actualizar el sistema electoral para fortalecer la democracia, optimizar recursos públicos y alinear las reglas con la voluntad popular”. Dado que la bancada de Nuevas Ideas consta de 54 legisladores, no sorprende que durante las sesiones plenarias de la Asamblea Legislativa de 60 miembros se hayan aprobado las reformas pues, junto con sus aliados, recibieron 57 votos favorables, con sólo tres en contra de los legisladores opositores representados por la Alianza Republicana Nacionalista y Vamos.

El nuevo artículo 75 elimina el ordinal 4 que preveía la pérdida de derechos ciudadanos a quienes suscribieran actas, proclamas o adhesiones para promover o apoyar la reelección o la continuación del presidente de la República. El texto reformado del artículo 80 elimina la segunda vuelta electoral que, hasta la semana pasada, contemplaba realizar una nueva ronda de votación en caso de que ningún partido político o coalición de partidos alcanzara mayoría absoluta de votos en la contienda presidencial. El 152 recién aprobado suprime el ordinal 1 que prohibía la postulación a la presidencia de la República a quien hubiera desempeñado ese cargo por más de seis meses consecutivos, durante el periodo inmediato anterior, o dentro de los seis meses previos al inicio del periodo presidencial. Por su parte, el nuevo 154 determina aumentar la duración del periodo presidencial de cinco a seis años. La reforma constitucional adicionalmente incluye artículos transitorios que reducen dos años al periodo presidencial de cinco años para el que fue electo el presidente Bukele en 2024 (en lugar de concluir su encargo en junio de 2029, lo hará en junio de 2027), permitiéndole que dicha elección coincida con los comicios para elegir diputados y alcaldes.

La bancada oficialista justificó las modificaciones señalando que, gracias a ellas, cuando el pueblo elija a un presidente tendrá la oportunidad de premiar o castigar el trabajo que en ese momento esté haciendo el ejecutivo. También se comentó que, al suprimir la segunda vuelta, se ahorrarán alrededor de 50 millones de colones, recursos con los que se pueden construir nuevos hospitales y escuelas. Los legisladores opositores calificaron los cambios como inconstitucionales y antidemocráticos, manifestando que ese día había muerto la democracia en el país centroamericano.

Lo recién aprobado significa que, a partir de 2027, Bukele podrá reelegirse indefinidamente, con un periodo presidencial extendido, en comicios que constarán de una sola vuelta y que coincidirán con las elecciones legislativas y municipales. Nadie que haya seguido la evolución constitucional de El Salvador puede asombrarse. Aquí se advirtió, desde octubre de 2022, que la resolución de la Sala Constitucional que entonces determinó que la prohibición de no reelección presidencial no se aplicaba al presidente Bukele, era un rompimiento del orden constitucional a manos de quienes debían preservarlo. La semana pasada la mayoría legislativa volvió a hacerlo.

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