El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró ante medios de comunicación que mantendrá una reunión la próxima semana (viernes 15 de agosto) en Alaska con su homólogo ruso Vladimir Putin, para buscar una salida a la guerra con Ucrania.
Porqué en Alaska, porque resulta más sencillo que el mandatario ruso cruce el estrecho de Bering, ubicado entre el extremo oriental del territorio ruso y el extremo noroccidental del territorio norteamericano, para reunirse con Trump. El encuentro será en medio de climas extremos de una región que le perteneció a Rusia hasta que lo vendió a Estados Unidos en 1867.
Así lo confirmó el asesor de política exterior de Vladimir Putin, Yuri Ushakov, quién confirmó la reunión entre ambos líderes para “debatir las opciones que buscan lograr una resolución pacífica a largo plazo” en el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Cónclave para el regalo de Alito
Le supuesta presión estadounidense que amenazaba al gobierno de Putin con nuevas y “potentes” sanciones a Rusia si no frenaba sus ataques, se diluyeron tras el anuncio de la reunión entre Donald y Vladimir, eso sin antes asegurar la venta de armamento para Ucrania pagado con dinero europeo.
Ante este panorama, Ucrania y sus aliados europeos han criticado este encuentro, ya que no cuenta con participación de ningún miembro del viejo continente. Europa no quiere volver a ser humillada por Trump a pesar de que ya impuso sus condiciones sobre el gasto militar a la Unión Europea y los nuevos aranceles para mantener el comercio con su país.
Hoy el problema no es la venta de territorio, sino la anexión de terreno. El gobierno ucraniano de Volodimír Zelenski teme y se niega rotundamente a ceder territorio a los rusos que califica el mandatario ucraniano como un “premio para los invasores” si Estados Unidos acepta dichas condiciones.
Europa salió al quite de Ucrania cuando los líderes europeos de Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y hasta la presidenta de la Comisión Europea presentaron un comunicado conjunto enfatizando que “el camino hacia la paz en Ucrania no puede decidirse sin Ucrania”.
De esta forma manifestaron que no se puede llegar a ningún acuerdo si el gobierno ucraniano no se sienta en la mesa de negociaciones, algo que parece lógico pero que no es del interés de Donald Trump, cuya intención es vestirse del clásico estereotipo de héroe norteamericano que pone fin a la guerra y que le permita ser nominado al Nobel de la Paz.
Europa no quiere meterse en un nuevo conflicto con el voluble magnate que gobierna en la Casa Blanca y que cambia su postura cada fin de semana después de jugar al golf. Pero según él intenta respaldar a Ucrania que no quiere ceder ante las exigencias rusas.
Rusia ha sido clara desde un principio, no va a aceptar que Ucrania forme parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y quiere mantener el control absoluto de Donetsk y Lugansk a cambio de la devolución de Zaporiya y Jersón.
Por donde se vea el pueblo ucraniano es el mayor perdedor ante esta guerra que ya suma más de tres años y miles de muertes.

