Estados Unidos ofrece 50 millones de dólares de recompensa para quien brinde información que lleve a la captura de Nicolás Maduro.
La fiscal general de la Unión Americana, Pam Bondi, anunció que Maduro es “uno de los narcotraficantes más importantes del mundo y una amenaza para nuestra seguridad nacional”.
Aseguran que mantiene alianzas con el Cártel de los Soles (el cual lidera Maduro), el Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa.

Magnicharters, de pena
Es conocido que Maduro, junto a su cercanísimo colaborador, Diosdado Cabello, y parte de las élites militares de Venezuela, trabajan y brindan protección al Cártel de los Soles.
Esta organización criminal, a la que Estados Unidos ha designado como organización terrorista, introduce mucha droga a ese país.
Recientemente, la DEA ha incautado 30 toneladas de cocaína vinculadas con Maduro y sus socios, así como dos aviones privados, nueve vehículos, más de 700 millones de dólares y más bienes.
El sábado 9 de agosto, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, publicó en su cuenta de X la ficha oficial de captura de Maduro. En entrevista para la cadena EWTN, dijo que con la nueva política internacional de Donald Trump se utilizarán más elementos del poder estadounidense, como agencias de inteligencia y el Departamento de Defensa, porque dijo, ya no solamente se trata de aplicar la ley, “se convierte en un asunto de seguridad nacional”.
A raíz de estas publicaciones, Maduro salió a dar un mensaje, visiblemente alterado, en el que decía: “Venga por mí, los espero en Miraflores, no tarden cobradores”.

Con el anuncio de que Estados Unidos quiere la cabeza de Maduro, muchos han recordado el caso del expresidente de Panamá Manuel Antonio Noriega, en 1990.
Noriega había sido aliado de Estados Unidos, incluso fue informante de la CIA. Pasaron los años, y Noriega empezó a trabajar con los malos y a hacer alianzas con grupos criminales. Estados Unidos lo acusó de narcotráfico, fraude electoral y represión política.
Para febrero de 1988, los fiscales estadounidenses lo acusaron, formalmente, de tráfico de drogas y lavado de dinero y el 20 de diciembre de 1989, el presidente George W. Bush ordenó la entrada de unos 27 mil soldados estadounidenses, más los soldados que ya tenían en Panamá, unos 12 mil. Lo que dijeron en Estados Unidos es que esta invasión se daba para restaurar la democracia, pero sobre todo, para proteger el canal de Panamá, que para esos años ya no lo manejaba Estados Unidos.
Después de días en que Noriega se refugió en la nunciatura apostólica, se entregó bajo fuertes presiones y fue trasladado a Miami, Florida, donde fue condenado culpable de crimen organizado y lavado de dinero y estuvo en una prisión estadounidense.
Fue la primera vez en la historia en que un jefe de Estado es capturado por Estados Unidos en su país y juzgado en la Unión Americana.
El destino de Nicolás Maduro podría ser similar al del expresidente de Panamá, pero lo cierto es que es prácticamente imposible que se dé una situación similar. Panamá, en la época de Noriega, no tenía los apoyos con los que cuenta Maduro. Hoy, Rusia y China podrían vetar una intervención de Estados Unidos en Venezuela en el Consejo de Seguridad de la ONU, a la que, por cierto, también pertenece Venezuela.
Tras el anuncio de que se ofrecía una recompensa de 50 millones de dólares por su paradero, tanto el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, como el de Colombia, Gustavo Petro, le expresaron su apoyo a Maduro.
Y además, Maduro tiene una alianza muy estrecha con sus Fuerzas Armadas. En su momento, Noriega no tenía ni las fuerzas de seguridad ni las alianzas con las que hoy cuenta Venezuela.
Según información de autoridades estadounidenses, el Cártel de los Soles, que es aliado de Maduro, es socio del Cártel de Sinaloa.
Por lo pronto, Estados Unidos está buscando cuáles son las alianzas políticas y quién brinda apoyo a grupos del crimen organizado.
Para Estados Unidos, desmantelar estas alianzas es fundamental para golpear a los cárteles de la droga que introducen estas sustancias a su país y que están matando a miles de estadounidenses.
¿Podría Estados Unidos intervenir en Venezuela o cualquier otro país que tenga cárteles de la droga, a quienes ellos hayan catalogado de terroristas?
La respuesta es sí, pero sería muy poco probable que se hiciera.
Por lo pronto, el Gobierno de México ya contestó. El temor de que Estados Unidos intente intervenir existe.
VAN CONTRA CÁRTELES
El diario The New York Times publicó que Donald Trump ordenó secretamente al Departamento de Defensa preparar acciones militares contra cárteles latinoamericanos.
En esa publicación mencionan a los cárteles mexicanos y que el Cártel de Sinaloa sigue enviando fentanilo a Estados Unidos y que los traficantes se han adaptado a los cambios.
El artículo señala que ahora que se ha incrementado la dificultad para traficar drogas, lo están haciendo en pequeñas cantidades, en vehículos provenientes de Culiacán, Sinaloa, y para evitar que sean detectadas por el olfato de los perros y las máquinas de rayos X, los paquetes los rocían con cloro y los envuelven con papel carbón.
Por su parte, el embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, defendió la estrategia de su jefe, argumentando que en Washington están convencidos de que los cárteles latinoamericanos están atentando contra la vida de miles de estadounidenses.

