POLITICAL TRIAGE

Newsom se ensucia las manos

Montserrat Salomón. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

El partido demócrata lleva más de una década en crisis. Sin liderazgo y sin una plataforma clara, ha luchado por mantenerse a flote buscando nuevos rostros que puedan sostener narrativas convincentes para los votantes.

Para muestra tenemos la elección interna en la que Hillary Clinton compitió contra Bernie Sanders: una candidata controvertida que alienó a la base demócrata en su contra enfrentándose a un político carismático, pero demasiado viejo y controvertido que no lograría jamás ganar el centro del electorado. El resultado fue un fracaso que llenó al primer mandato de Trump.

Trump legitimó sentimientos políticamente incorrectos y le dio voz al resentimiento de millones de norteamericanos que se sentían ignorados y despreciados por las élites políticas y sociales. Ante esto, el partido demócrata trató de mostrarse digno y burlón ante los embates y desfiguros de Trump y su base. Llamando a la civilidad y recurriendo a banderas sofisticadas, como el ecologismo, la inclusión, el feminismo, intentaron apelar al sentido común. Perdieron la batalla estrepitosamente.

Trump hizo un pésimo trabajo durante su primer mandato y perdió el centro del electorado que quiso voltear hacia una opción menos caótica y más organizada. Sin embargo, el partido demócrata no tuvo respuesta y recurrió a Biden como opción a la presidencia. A Biden le alcanzó para triunfar por el impulso ganado en la era Obama y porque realmente mucha gente no quería votar por Trump. Fue una victoria circunstancial que le compró cuatro años a su partido para reorganizarse y encontrar un plan claro de sucesión. Esto no sucedió.

Un Trump renovado con un plan y un equipo mucho más estructurado compitió con un Biden derrotado por el tiempo y un ejercicio del poder mediocre. El tardío relevo con Kamala Harris no logró rescatarlos del naufragio. Trump ganó la presidencia por segunda vez y los demócratas mostraron que no tenían un rostro que pudiera representarlos y competir contra el republicano.

Hoy, de cara a la elección intermedia y con claras miras a la siguiente disputa presidencial, el gobernador de California, Gavin Newsom, ha decidido dejar de lado la deriva hípster de su partido y sacarse los guantes para entrar en el sucio estilo de hacer política de Trump. Jugando con la idea de si lo hará en serio o si está ironizando, ha adoptado el estilo simplista, bravucón y pendenciero en sus comunicaciones lanzando mensajes con insultos, mayúsculas y un léxico pobre. El resultado ha sido una explosión de entusiasmo entre sus seguidores y donaciones para su campaña,

Newsom promete dejar el complejo de superioridad demócrata y combatir fuego con fuego. Una estrategia riesgosa, pero francamente su partido no tiene ya nada que perder.

Temas:
TE RECOMENDAMOS: