La zona occidente de la Zona Metropolitana del Valle de México se ha convertido desde la elección intermedia de 2021 en el lugar de referencia de los movimientos opositores.
Del occidente de la megalópolis, la alianza PAN-PRI-PRD sacó 35 diputados federales de la zona (entre Ciudad de México, Puebla, Hidalgo y Estado de México), de los cuales 30 en su momento fueron arrebatados a la coalición morenista. Concretamente, la Ciudad de México se dividió en el polo occidente y oriente.
La movilización ciudadana originada por los movimientos del 2019 al 2020 (México Libre, FRENA, FUTURO, etc), la elevada polarización provocada por López Obrador, la crisis del Covid, la repoblación en el occidente de la ciudad y finalmente la tragedia de la Línea 12 del Metro, provocaron una participación elevada y atípica para una intermedia entre los votantes de 45 años y más; ese solo segmento votante generó 500 mil votantes extras con respecto a la intermedia anterior de 2015 en la Ciudad de México.
Si lo vemos numéricamente, la diferencia total de los votos del PRI, el PAN y el PRD entre 2015 y 2021 es de 380 mil votos en la ciudad. Tan sólo en la franja que ganó la oposición (Azcapotzalco, Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Coyoacán, Cuajimalpa, Cuauhtémoc, Álvaro Obregón, La Magdalena Contreras y Tlalpan), la diferencia en participación en el segmento de 45 años y más, fue de 330 mil electores. Esos votantes del occidente de la ciudad estaban sumamente comprometidos con su participación y principalmente votaron por la oposición.
Si bien rumbo a 2027, no existe la figura polarizante de López Obrador, que motiva al segmento de electores capitalinos de 45 años y más a participar, parece que el reto de las oposiciones es mantener a un elector altamente informado, motivado y movilizado rumbo a la elección intermedia.
Por el contrario, el reto del ala oficialista es disminuir la polarización y de alguna aumentar el interés en otras cosas (por ejemplo, el Mundial). De hecho, existe un cambio discursivo en el Gobierno; la Presidenta sigue utilizando como referencia narrativa “PRIAN” o “el periodo neoliberal”, sin embargo, se ha dejado de escuchar el discurso de “los fifís”, “los machuchones”; es decir, hay menos referencia hacia las clases sociales. En la medida en que el Gobierno logre disminuir la polarización, logrará disminuir la participación de ese segmento y regresar a los históricos 41 o 44 % de participación en la ciudad, con lo que sus redes clientelares funcionan mejor en las intermedias.
Por otro lado, de acuerdo con la encuesta de Alejandro Moreno del mes de agosto, la mayoría de los electores identifica a Morena como un partido autoritario, populista y sin ideología definida, pero una cosa es que identifiquen estos valores, y otra es que consideren que esos valores son necesariamente adversos a sus intereses actuales.
En el latinobarómetro 2024, 56.9 por ciento de los mexicanos expresaron que estaban muy de acuerdo y de acuerdo en que “No les importaría que un gobierno no democrático llegara al poder si resuelve los problemas”, siendo el mayor apoyo al autoritarismo desde que se emite dicha medición. También entienden que actualmente el mayor poder en el país lo tiene el Gobierno, distinto a lo que sucedía antes de 2018, donde la gente asignaba ese poder a “las grandes empresas”.
Rumbo a 2027, en la Ciudad de México, los partidos políticos tienen que trabajar en la participación de sus segmentos. Los jóvenes (18-24 años) han representado en las intermedias (2009-2021) entre 150 mil votos y 200 mil votos; los adultos jóvenes (25 a 34 años) entre los 230 mil y 320 mil votos, siendo los segmentos que menor interés registran en las elecciones intermedias. El segmento de los adultos (35 a 44 años) ha representado entre 290 mil votos y 360 mil votos. Los adultos mayores (60 y más) muestran una participación consistente de entre 560 mil y 600 mil votos a raíz de los programas sociales, que es donde domina el Gobierno.
Los datos muestran, que el gran segmento de competencia está entre en los adultos plenos (45 a 59 años) que pueden estar entre los 420 mil votos y los 600 mil. Es ahí donde se encuentra el gran público opositor de la Ciudad de México y donde el Gobierno puede perder el control, pero el reto es mantener a ese público motivado, movilizado y participante.