De aprobarse la reforma electoral impulsada por la Presidenta Claudia Sheinbaum, que contempla cambios profundos en el sistema electoral, todos los demás partidos se pueden desdibujar y muchos, hasta desaparecer. Incluso podrían verse afectados los aliados como el Partido Verde y el Partido del Trabajo.
Es la estrategia de Morena para garantizar que no tengan contrapartes para gobernar.
Si bien el Partido Verde es aliado de Morena en el Legislativo, debe mostrar que tiene peso propio para poder, incluso, mantener su registro.

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Platicamos con Luis Armando Melgar, senador del Verde por Chiapas, para conocer cuál es su posición con respecto a las alianzas electorales en todos los estados y él ha insistido en que el instituto político en el que milita “tiene con qué”, que pueden ir solos en algunas elecciones y que, de no hacerlo, pueden diluir la fuerza de ese partido rumbo a las elecciones de 2027.
Desde su perspectiva, el Verde se encuentra en una posición inédita: es la tercera fuerza política del país, con votaciones que superan al PT y al PRI. Ir solos en algunos escenarios específicos no implica que haya una ruptura con el partido en el poder.
“Existe una alianza legislativa firme, de respeto, con el partido en el Gobierno y con la Presidenta Claudia Sheinbaum”, sostiene Melgar. Esa alianza, dice, se ha traducido en acompañar las reformas y los proyectos impulsados desde Palacio Nacional. Pero lo legislativo
—advierte— no debe confundirse con lo electoral. “Las alianzas electorales son otra cosa. No hay cheque en blanco”, subraya.
Melgar plantea un escenario claro: el Verde está dispuesto a caminar con Morena y el PT en aquellos estados donde no tiene condiciones para competir con éxito, pero en entidades donde cuenta con músculo electoral y liderazgos sólidos, exigirá respeto.
“Las alianzas deben ser de pares, no de sometimiento. Donde tengamos con qué competir, vamos a poner nuestras cartas sobre la mesa. Si Morena quiere acompañarnos, bien; si no, cada quien por su lado y tan amigos como siempre”, asegura.
Un caso paradigmático es San Luis Potosí. Ahí, la senadora Ruth González Silva se encuentra muy por encima en las encuestas. Para Melgar, su posicionamiento no depende de la marca Morena, sino del trabajo político propio. “Cuando alguien así lidera con claridad y Morena insiste en imponer un candidato, lo natural es que el Verde diga: ‘Aquí lideramos nosotros, y si no hay respeto, competimos solos’”.
FUERTE Y CLARO

Lo mismo ocurre en otras entidades donde el partido ha demostrado arraigo, como Chiapas, Nayarit, Colima y Zacatecas. En esta última, el Verde cuenta con cuadros propios, como Carlos Puente, con trayectoria y credenciales para encabezar una candidatura seria. Y no descarta la posibilidad de sumar perfiles externos con respaldo social, como Saúl Monreal, en caso de que Morena le cierre la puerta. “Se trata de encontrar liderazgos ciudadanos que valgan la pena, que le cumplan a la gente y que no repitan historias de malos gobiernos”, explica.
Melgar nos dice que el Verde ya ha demostrado que puede caminar solo. En Chiapas, por ejemplo, cuando compitió por la senaduría, obtuvo más de medio millón de votos pese a contender en solitario frente a Morena. Esa elección le dio la oportunidad de hoy ser senador por Chiapas, su estado.
El partido tiene vida propia, aseguró: “No existimos porque vayamos en alianza, existimos porque tenemos fuerza. Y no podemos aceptar que un aliado electoral nos diga que no contamos”.
Melgar respalda señalamientos recientes de su compañero Arturo Escobar, quien denunció la corrupción de personajes vinculados a Morena, como Rutilio Escandón, exgobernador en Chiapas.
“No debemos olvidar que ha habido ratas de Morena, como Rutilio Escandón, hoy escondido en Miami, Pepe Cruz y el Grupo Tabasco, con todos sus secuaces, quienes cínicamente saquearon y violentaron con total impunidad la tranquilidad y la prosperidad de nuestro pueblo”.
Melgar asegura que no se trata de partidos, sino de personas.
“En Chiapas vivimos la inseguridad y el desgobierno de Escandón, premiado después con un consulado en Miami. Eso fue el peor momento de la historia reciente del estado. Hoy, vemos a Eduardo Ramírez, de Morena, corrigiendo con seriedad en apenas unos meses. Eso demuestra que no son las marcas, son las personas las que hacen la diferencia”.
Morena presionó al Partido Verde en Tamaulipas para tratar de eliminar a su candidata. Ahí, el partido impulsó a la senadora Maki Ortiz como su candidata natural, pero Morena reaccionó con molestia, al grado de que varios diputados locales del Verde se pasaron a sus filas. “Eso lo tomamos como una agresión. No se vale que cada vez que el Verde levante la mano con liderazgos propios, Morena intente borrarnos. Necesitamos respeto. La alianza no puede ser una relación de sometimiento”, enfatiza Melgar.
La apuesta, insiste, no es la ruptura. El Verde seguirá siendo un aliado legislativo de Morena, pero con autonomía en lo electoral. “Lo que decimos es muy sencillo: las alianzas verdaderas son de respeto y libertad. No vamos a entregar un cheque en blanco. Que no se ofendan en Morena si un senador del Verde dice que queremos construir con dignidad. Pero si desde ahí se sienten incómodos, ya no estamos hablando de una relación pareja”.
De cara a 2027, Melgar asegura que el Verde no solamente busca posiciones de poder, sino la consolidación de una identidad propia. Con tiempo suficiente —16 meses para la definición de candidaturas—, el partido trabaja en la construcción de cuadros en los 32 estados. “Lo más importante son las personas. Encontrar liderazgos que valgan la pena y que hagan la diferencia es la clave para que el Verde siga creciendo”.

